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domingo,
12 de
agosto de
2007 |
Los reproches a un fallo basado en indicios
Los testimonios que en el juicio oral vincularon a Lucía Herrera con el crimen del taxista Jorge Poremba fueron el eje de otro reclamo ante la Corte provincial. El defensor de la joven de 22 años evaluó que fue sentenciada a partir de dichos interesados. A su entender, eso convierte en arbitraria la condena a 18 años de cárcel que le impusieron en base a “indicios concordantes” por robo seguido de muerte.
Con la pretensión de que el fallo sea anulado, Carlos Giandoménico planteó que se ignoraron datos favorables a la imputada y se arribó a una condena en base “a una distorsionada valoración de la prueba”.
El nombre de Herrera fue introducido en la causa por la hija del chofer, a quien se lo aportaron “taxistas y vecinos de Puente Gallego”. Luego el padre de Lucía la denunció en la seccional 33ª, pero su testimonio fue anulado porque no se puede declarar contra familiares directos.
Una voz clave en el veredicto fue la de Silvia Ríos. Declaró que, en su almacén, Lucía le contó a otro cliente que había tenido que matar a un taxista “por ortiva”. Y dijo que luego la chica le confesó: “El gil de mi viejo me mandó en cana porque me mandé un moco”. Giandoménico replicó que la comerciante “intentó perjudicar” a los Herrera por conflictos previos.
Por el mismo motivo, una supuesta “enemistad”, cuestionó los dichos de la vecina Norma Aldana, cuyos hijos fueron condenados por atacar a los Herrera. La testigo contó que esa noche vio correr a Lucía, que en la carrera perdió una ojota y que luego se cambió de ropa.
Remarcó además que, con idénticas pruebas, otra chica investigada como cómplice resultó sobreseída.
También objetó por impertinentes consideraciones morales del fallo. Y subrayó que el mismo tribunal procedió de un modo opuesto en otros casos. Como cuando revocó el procesamiento del policía Diego Parvluckzuk, acusado de matar a la dirigente Sandra Cabrera, por basarse sólo en indicios.
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