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domingo,
12 de
agosto de
2007 |
El gas pimienta se usa más allá de la defensa personal
Silvia Carafa / La Capital
¿Una buena defensa o un mal ataque? En la última semana tres personas denunciaron a otras tantas (iracundas) con quienes tuvieron conlictos y, para dirimirlos, no se les ocurrió nada mejor que echarles una generosa porción de gas pimienta sobre los ojos. Dos de las situaciones se originaron a causa del tránsito, la restante fue en un boliche céntrico donde uno de los patovicas terminó detenido hasta entender que esas cosas no se hacen sin una causa mayor que las justifique.
El caso más reciente ocurrió el jueves pasado, a las 17, en Rivarola al 7500, cuando una Renault Traffic frenó de pronto delante de una pick up Ford F100, dominio FFP 318, a cargo de Edgardo Oliva, de 23 años. El roce fue inevitable y sin mayores consecuencias pero igual alcanzó para encender el ánimo del otro conductor, un hombre de edad madura, que bajó con cajas destempladas y roció al joven con gas pimienta en plena cara. Pero eso no fue todo. Además, buscó continuar la agresión con una cachiporra a pesar de que Oliva estaba aturdido y sin poder ver por el spray recibido en sus ojos.
La intervención de terceros evitó que el caso pasara a mayores pero el joven con los ojos irritados y doloridos tuvo que ser asistido en el lugar por el Sistema Integrado de Emergencia Sanitaria (Sies). “Fue todo muy violento y repentino, sin mediar palabra, el hombre se bajó de la Traffic y comenzó a rociarle la cara con el gas pimienta”, explicó Carlos Heuer, el letrado que patrocina la denuncia que Oliva formuló el viernes, ante la fiscalía Nº 7, a cargo de la magistrada Adriana Camporini.
Además, Heuer dijo que los hechos se precipitaron mientras el joven intentaba estacionar su vehículo después del incidente para poder hablar con el otro conductor.
En opinión del abogado, el incidente no guardó relación entre causa y consecuencia, ya que por un choque menor hubo una agresión con un elemento que se utiliza para defensa personal. “Edgardo sintió un dolor intenso en los ojos que en el acto comenzaron a hincharse”, relató el profesional. Y deslizó una especulación inquietante: “¿Qué habría pasado si esta persona en ese momento hubiese tenido un arma?”.
“Muchas mujeres tienen un aerosol de gas pimienta en el bolso”, confió un jefe policial. Y la semana que queda atrás le dio la razón. El lunes pasado, Mariano Molinari guiaba el móvil de Canal 4 por Moreno al 1200 cuando comenzó a sentirse urgido por los bocinazos del vehículo que tenía detrás. “Era una mujer que quería que me hiciera a un costado”, explicó el camarógrafo y dijo que en ese momento había lugar para que este automóvil lo pasara pero su conductora siguió pidiendo paso a bocinazo limpio.
Al llegar a la esquina de Moreno y San Luis ambos debieron detenerse por el tránsito. En ese instante la mujer bajó muy alterada y por la ventanilla que había franqueado Molinari, pensando que quería decirle algo, le arrojó a los ojos una descarga de gas pimienta. “En ese momento quedás destruido, te arde, te quema y tenés la incertidumbre de no saber qué pasa”, relató el camarógrafo que al momento del incidente iba con una periodista del canal que también y sufrió las consecuencias.
Apenas repuesto, y atendido por un servicio de emergencia, Molinari radicó la denuncia en la comisaría 2º. “No podés dejar de llorar, te cuesta respirar, es una sensación terrible”, dijo sobre los efectos del gas pimienta y describió a su agresora, que conducía un VW Fox verde, como “una mujer de entre 50 y 60 años, voluminosa, de pelo corto cobrizo, con lentes redondos y un jogging”.
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