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domingo,
12 de
agosto de
2007 |
De venta libre en las armerías
Los ataques con gas pimienta a Oliva y Molinari, ambos relacionados con conflictos en el tránsito, no fueron los únicos denunciados durante la semana. La comisaría 2º también confirmó el caso de un patovica que utilizó el spray contra el cliente de un boliche ubicado en Presidente Roca y Santa Fe. En virtud de que el uso sobre los ojos no deja lesiones (según se promueve para su venta), las actuaciones se harán en el ámbito de Faltas. A la lista también se suma el caso de los niños tobas que el pasado 10 de mayo fueron corridos de una tienda céntrica con uno de estos spray.
El gas pimienta comenzó a difundirse como un elemento apto para defensa personal en los últimos años, de la mano del aumento en la prevención y la inseguridad. Es de venta libre y se puede conseguir con facilidad en las armerías locales. Se publicita como “no letal, no tóxico y no inflamable” y capaz de producir lesiones temporales y reversibles, durante 20 minutos. Sin embargo, los afectados señalaron haberla pasado muy mal por más tiempo.
El producto suele utilizarse para contrarrestar ataques de perros y animales salvajes y, según la publicidad que puede leerse en internet, el gas pimienta está recomendado para portar en carteras de damas, autos y casas. “La demanda es alta, en este momento nos quedamos sin stock”, explicó Ricardo Rodríguez de Central de Pesca. Y dijo que el producto tiene presentaciones de distinto volumen cuyo precio oscila entre los 24 y los 38 pesos. También hay versiones estilizadas con forma de bolígrafo que suelen llevar los ejecutivos en sus maletines. El tamaño convencional del spray entra en el hueco de una mano y su aplicación tiene un alcance efectivo hasta los dos metros y medio.
Desde casa Sachetti confirmaron que son las mujeres de todas las edades las clientas más firmes del gas pimienta, tendencia que se acentuó en los últimos años aunque “siempre se vendió bien”, dijeron.
Recibir la descarga de este producto “deja sin aire y sin visión”, explicaron en la tradicional armería.
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