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sábado,
04 de
agosto de
2007 |
Construcciones
Universos simbólicos
Guillermina Sivack
Dentro de las distintas construcciones del hombre la casa es la más esencial y primitiva. Esencial, porque es reflejo de su esencia. Primitiva en el sentido de su primer refugio. Así como las primeras cavernas son reflejo de la tecnología desarrollada por el hombre primitivo en el sentido que aplicaba los recursos a sus necesidades, también reflejan el desarrollo del arte y la forma de vida de quien las habitaba.
Esto mismo es posible encontrar a lo largo del tiempo. Entonces, al tomar un fragmento de la historia en particular observando la arquitectura del momento, se podrían analizar distintos aspectos de la cultura de la época. Las pirámides de Giza, el palacio de Versalles con sus jardines, Machu Pichu, el rancho del gaucho perdido en la pampa, las torres Petronas en Kuala Lumpur, la casa del country, la vivienda precaria o el departamentito interno (que no es muy luminoso pero está un chiche). En todos los casos, estas construcciones son reflejo de la cultura en la cual están insertos, aun cuando implique globalización o procesos de transculturación.
A partir del análisis de las distintas obras puede observarse las formas de construcción, el avance de la tecnología, los desarrollos de los materiales, la economía (que lo incluye, lo venera o lo excluye), la logística, las creencias religiosas y el arte que lo representa. Distintas cosmovisiones materializadas a través de distintas construcciones.
Desde la arquitectura, los grandes maestros fueron cristalizando los avances del arte y la tecnología, a veces también cosmovisiones de tipo ética o religiosa. Estas cristalizaciones, en determinados momentos, significaron un quiebre epistemológico, modificando así la forma de hacer arquitectura, y por ende, de vivir la arquitectura. Es decir, clasicismo, gótico, barroco y movimiento moderno. Cada vez que la arquitectura fue dando giros y descubriendo nuevas formas de expresarse, fue en respuesta a las nuevas formas de vivir, de entender el mundo, adaptándose a las nuevas tecnologías y necesidades.
Podríamos imaginar que los muros de las construcciones se levantan con dos tipos de puntales, uno exterior (que lo daría la arquitectura), y uno interior, dado por quien va a habitar esta construcción, basados en los cimientos de una sociedad sobre la cual se fundan (con una cultura y una tecnología determinada).
Cuerpo físico es reflejo del cuerpo psíquico y del cuerpo social. Carlos L´Heureux (profesor de filosofía de la UNR) plantea en sus clases que “el cuerpo físico no resiste la destrucción del universo simbólico”. Tomando prestadas sus palabras y aplicándolas a este pensamiento, el cuerpo de la arquitectura es reflejo del universo simbólico en el cual está inmerso; cambia a medida que el universo simbólico se resignifica o resignifica el universo simbólico en el cual está inmerso.
En todos los tiempos hay una constante: el arquitecto construye casas, el hombre construye el hogar.
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Fotos
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Casa Hundertwasser, viviendas sociales del Ayuntamiento de Viena, 1985.
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