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 sábado, 04 de agosto de 2007  
Nuevos profesores y más materias influyen en los cambios que sienten los adolescentes al pasar de una escuela a otra
Nada más difícil que el 8º año de la EGB
Es el curso que registra la mayor repitencia. En Santa Fe alcanza al 13 por ciento

Marcela Isaías / La Capital

Nuevos profesores, compañeros y más materias en una edad donde los cambios pegan fuerte. El octavo año de la EGB o lo que volverá a ser el primer año de la secundaria es el más difícil de enfrentar para los adolescentes. Tanto es así que es la etapa escolar donde se registra el mayor número de repitentes. En la provincia de Santa Fe casi el 13 % (12,97 %) de chicos no logra sortear el año.

Según datos del Ministerio de Educación provincial, la tendencia histórica ubica la mayor repitencia en los inicios de ciclos; y aunque la aplicación del tercer ciclo de la EGB intentó revertir esta marca, los valores más altos se siguen dando en esta etapa.

Los números ubican la preocupación mayor en el sector público, donde el 15, 86 % de los alumnos repite, contra el 5,60 % del sector privado de la educación. Sin embargo, el desafío de terminar la escuela media, que a partir del año próximo será obligatoria, sólo logran pasarlo en tiempo y forma 22 de cada 100 alumnos que ingresan a este nivel. Para citar como ejemplo de los 18.397 chicos matriculados en el 8º año de la EGB en la Región VI terminaron el polimodal 4.105 en el 2005.

Padres y docentes coinciden en que el apoyo que puedan brindar las familias o adultos es decisivo para lograr mejores aprendizajes. En especial porque muchos de los alumnos arriban al octavo con problemas de “arrastre”, en particular en lengua y matemática.

La otra cara de esta realidad la dan los propios chicos, que hablan de cómo transitan entre nuevos amigos y profesores una nueva etapa escolar. Convocados por La Capital —cursan el 8º año— hablan de las dificultades y deseos comunes.

Gabriel Olmedo, de 13 años, es ahora estudiante de la Técnica Nº 468. “Me anoté en la escuela técnica porque me gustan los talleres”, dice pero enseguida relata que las mayores dificultades en esta etapa las encuentra en la cantidad de profesores y materias nuevas que tiene: 13 en total. También en el tiempo (doble jornada) que pasa en la escuela y le quita espacio a otras actividades que le gusta hacer, entre ellas, “jugar al fútbol en el Club Adiur”.



Docentes y exigencias

La mayor cantidad de docentes y de materias es también un punto de discusión para los otros chicos del grupo. “Yo me adapté fácilmente a los profesores y nuevos compañeros, porque veníamos casi todos de la misma escuela primaria. Al principio pensaba que algunas profesoras eran remalditas por como nos hacían estudiar, después me di cuenta que esa exigencia tiene sentido”. La reflexión es de Melisa Cloux, de 14 años, y alumna de la Escuela Luis María Drago, de la zona sur de Rosario.

“Siempre hay alguna profesora más difícil que otra”, agrega Nahuel D’ Angelo, de 14 años al comentario de su compañera de escuela. Le gusta el básquet y anticipa que “aunque falta mucho para terminar la escuela”, ya figuran en sus planes “ser profesor de educación física o abogado”.

Luciana Altomonte y Micaela Montenegro, las dos de 13 años, estudian en el Colegio Brigadier López. Tienen en común que llegaron al octavo cursando en el mismo colegio. Por eso dicen que el cambio mayor lo sienten en el nuevo “ritmo” de este año.

“Me resultó difícil tener una profesora para cada materia. Todas te dan tarea todos los días, en cambio las maestras se ponían de acuerdo para no pedirnos todo junto”, señala Luciana.

Habla así de otro de los cambios que más sienten los chicos, al dejar la familiaridad de la escuela primaria para comenzar la nueva etapa. Un cambio que el psicólogo Ovide Menin define como el necesario “rito del pasaje”.

Micaela asegura que “las dificultades se las hace cada uno” y por eso hay que aprender a resolverlas. Agrega que la diferencia mayor está en que el tiempo no le alcanza, menos para jugar al hockey que es su deporte preferido.

A diferencia de los otros chicos, Jonatan López tiene 17 años y cursa por la noche el 8º año en la Escuela Técnica Nº 623. Este ciclo retomó su escuela con la firme convicción “de que tener un estudio es importante para ser alguien y tener trabajo”.

¿Estudian mucho? “Depende la materia” es la respuesta que más rápido se escucha de boca de los chicos. Todos relacionan la dedicación con las disciplinas, las exigencias de los profesores y las dificultades personales.

Además, critican la cantidad de horas libres que tienen, en especial porque son temas que no se dan pero luego se exigen como si se enseñaran, y deja a los adolescentes por largo tiempo sin clases. Un problema ya instalado en las escuelas medias.

Cuando se les pide que elijan con qué se quedan de la escuela otra vez aparecen las coincidencias: “Con el recreo” (Gabriel), “con los amigos” (Nahuel), “con las horas libres, aunque después me cueste estudiar lo que no se dio” (Melisa) y “con el patio de arriba para los recreos” (Luciana y Micaela).

Para sus escuelas piden que las arreglen cuando se rompe algo, que tengan más espacios en los kioscos o cantinas y que en lo posible, “no parezcan una cárcel”.
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Micaela, Jonatan, Luciana, Nahuel, Melisa y Gabriel. Todos cursan el 8º año de la escuela básica, que desde el año próximo volverá a ser el primer año de la secundaria.

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