“No se ganaron a la gente”

“No supieron hacerse querer, no se ganaron la solidaridad de los vecinos”, analizó ayer Elisa mientras recorría la plaza San Martín con La Capital. Bajo un llovizna tenaz y enfundada en un saco azul, la mujer que vive en el lugar desde hace cinco años dijo que el acampe cambió la estética del lugar hasta entristecerla.

   En su opinión, quizás haya sido el grado de resentimiento que tienen los acampantes por la pobreza en que viven lo que los llevó a no lograr la solidaridad de la gente”, explicó Elisa en una mañana tan gris como desapacible, mientras los pilotos amarillos de los operarios comenzaban a moverse entre los troncos talados y los manchones de cenizas sobre el césped.

   Para Elisa, pocas veces hubo en ese lugar un “piquete tan duro”. Y agregó: “Me parece que deberían pedir trabajo que es la palabra mágica para cualquier habitante de este planeta”, consideró la mujer en su recorrida. En contraposición, anteayer, uno de los acampantes abordó con crudeza el tema frente a los micrófonos: “La gente nos odia, nos odia, con 51 años no me dan trabajo en ninguna parte”, dijo en ese momento el hombre con tristeza.

   Según Elisa, compartir la plaza durante dos semanas no fue una experiencia muy grata. “Lo viví con tensión, me robaron el pan que había puesto para los pajaritos y una madera, y no me robaron más porque tengo el perro que es bravo”, relató. Y dijo que en los quince días no intercambiaron palabra salvo cuando se acercaban para pedir algún cigarrillo o cartón.

   Elisa lleva cinco años en la plaza San Martín y en ese tiempo aprendió a quererla. “Yo sé que este es un lugar público, los dueños somos cada uno de nosotros por eso nadie tiene derecho a hacer lo que quiera”, comentó frente al banco que oficia como su residencia. Allí, entre otras pertenencias, tiene una escoba con la que ella se ocupa de limpiar la vereda que utiliza. “Mi plaza es la 25 de Mayo, me crié ahí, porque nací a media cuadra, pero a este lugar lo quiero porque vivo acá”, comentó.