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 domingo, 15 de julio de 2007  
[Lecturas] - Edición rosarina de Sor Juana
La primera poesía pura

Tadeo P. Stein

Poesía

  • Primero Sueño, de Sor Juana Inés de la Cruz. Editorial Serapis, Rosario, 2007, 196 páginas, $ 28.

    1684, aproximadamente. Dentro del Monasterio de San Jerónimo de México, una monja sortea sus múltiples recodos para atender la visita de los virreyes o bien para hacer cátedra del locutorio e instruir a sus oyentes. También puede recluirse en la celda (su habitación) para estudiar las ciencias más diversas y componer por encargo sutiles e ingeniosos versos, o reparar en los artificios de la música y escribir un tratado para sus hermanas del coro. Tal vez, incitada por sus oyentes-alumnos, se atreva a cuestionar un sermón del más grande predicador de la Compañía de Jesús, arguyendo teológicamente e irritando a los intolerantes prelados de esa misma Compañía, que no tardarán en desplegar todos sus persistentes recursos para acallarla y privarla de sus más preciadas joyas: los libros. Inmersa en todo este trajín de actividades, sor Juana Inés de la Cruz encuentra un intervalo propicio para pensar y tejer su poema más personal: Primero Sueño, “texto abierto que sobrevuela con sus palabras regiones terrenas y siderales en una atmósfera suprarreal”, como puntualiza el sugerente prólogo de Sonia Contardi para esta nueva edición que la editorial rosarina Serapis publica del mayor texto sorjuaniano.

    El libro presenta en una primera sección el poema solo, libre de notas o llamadas que interrumpan su continuada lectura. Esto obedece a que la condición raigal de la forma métrica elegida por sor Juana para plasmar su obra es la silva: selva donde los versos se suceden en un encadenamiento constante que dimensionan el juego interno de la composición poética. No obstante, para allanar la lectura (¡975 versos!) el poema ha sido seccionado en estrofas de diversas extensiones, según las ideas o tópicos que va desarrollando, siguiendo y modificando en este punto al magistral Alfonso Méndez Plancarte (editor, durante los años 50 del siglo pasado, de la obra poética completa de sor Juana).

    La segunda sección ha sido reservada para las notas y se divide en dos apartados. El primero legitima el rigor que ha guiado la fijación del texto, pues asienta las variantes lexicales existentes entre las seis ediciones antiguas del poema (publicadas entre 1692 y 1725), una versión manuscrita (no autógrafa, por desgracia, de la poetisa) de fines del siglo XVII y las respectivas ediciones modernas de Méndez Plancarte y Alberto Pérez Amador. El segundo, concebido para alumbrar los pasajes más densos de la obra, sistematiza destacados estudios sobre la décima musa mexicana, obviamente aquellos que tienen al Primero Sueño como eje de su reflexión. Reflexión que principia en la última década del siglo XVII con la inacabada Ilustración al Sueño de la décima musa mexicana, más despierta en él que en todos sus ilustres desvelos, escrita por el docto canario Pedro Álvarez de Lugo Usodemar, cuyas partes sustanciales se transcriben desde el manuscrito original en el presente libro. Fuera de la órbita estrictamente de la crítica sorjuanina, las notas explican, a partir de textos de la época, las concepciones del sueño y de los procesos fisiológicos que estaban en boga aún en tiempos de la madre Juana, ineludibles para penetrar en el significado de una de las partes sobresalientes de la obra: la poética descripción “científica” del fenómeno sueño. Es así como se justifica el objetivo que rige esta segunda sección del libro, donde lo que se persigue, según leemos en la advertencia sobre la edición, es “ofrecer al lector del siglo XXI un vasto recorrido por el impacto que el poema significó y sigue significando para la lírica castellana en particular y para la poesía en general.”

    Por último: para engalanar la edición, ya de por sí prolija, el libro presenta (y aclara que por primera vez) los facsimilares del bellísimo manuscrito que hasta ahora existe del poema, fina arquitectura de aquel admirador peninsular de sor Juana, Álvarez de Lugo, el mismo que en otras latitudes tomara la pluma para defender a nuestra monja de las acusaciones de oscuridad que su texto había despertado, y que hoy, más de uno, acostumbrado a la pereza poética reinante, seguramente le volverá a endilgar. Pero quien aun quiera deleitarse con la primera poesía pura escrita en suelo americano, no tiene más que acercarse al fabuloso sueño de sor Juana, y esta nueva edición es un excelente punto de partida.


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