Año CXXXVII Nº 49534
La Ciudad
Política
Información Gral
El Mundo
Opinión
La Región
Policiales
Cartas de lectores



suplementos
Ovación
Economía
Escenario
Señales
Mujer
Turismo


suplementos
ediciones anteriores
Turismo 08/07
Mujer 08/07
Economía 08/07
Señales 08/07
Educación 07/07
Estilo 07/07
Salud 27/06
Página Solidaria 27/06

contacto
servicios
Institucional

 domingo, 15 de julio de 2007  
La música como objetivo
El escritor santafesino publicó otro libro de cuentos. Ve como rivales al narrador y al periodista

En “Ella cuenta sobre el mar”, su último libro, una de las protagonistas es la ciudad de Santa Fe, como telón de fondo de las historias. ¿Cómo ve a la capital provincial en la actualidad? ¿Tiene una literatura propia?

—Nos llevamos soportando con Santa Fe nada menos que sesenta y cuatro años, de ahí que esté muy presente en mis relatos. Hoy la veo herida y brutalmente disociada entre quienes con sus más y sus menos tienen y pueden y el resto, que sencillamente no puede. Respecto de quienes escribieron y escriben en ella, hay algunas constantes como el afecto hacia el relato corto y la fortísima presencia del agua y del paisaje ribereño, con la recurrencia de las inundaciones.

—¿Cuáles son los nudos simbólicos del paisaje santafesino?

 —Los espacios “metafísicos” de las pinturas de Ricardo Supisiche, la región saeriana con su lluvia recurrente, los “silencios” que advirtiera Beatriz Actis hablando de la literatura de Diego Oxley.

—En sus cuentos aparecen modos y y guiños del policial negro. ¿Se siente deudor de Hammett, Chandler, Goodis o Macdonald?

—El género me permite reflexionar sobre una compleja y fluida realidad. He sido lector atento de los grandes narradores del género, especialmente de Raymond Chandler y Ross Macdonald, pero no me considero deudor y tampoco un representante de lo policial, dado que también me importa y mucho la literatura fantástica.

—¿Se ve como un romántico, como un resistente?

—En mi literatura intento evitar la sensiblería, la visión “rosa” de la existencia, pero no las emociones siempre que éstas se encuentren contenidas, que no desborden. En el plano de lo social, hasta de lo cultural, me interesa eso de la resistencia, de no aceptar como válida la lección única del mercado que se abate sobre nuestras cabezas. El pensamiento crítico siempre es interesante y creativo. La literatura, en tanto, debería ser liberada de esas obligaciones ciudadanas.

—Dentro del marco de la literatura argentina, ¿se siente más cerca de la rama borgeana o la arltiana?

—El lenguaje coloquial es para mí una experiencia de escritura, me interesa contar “desde” el personaje. Borges es el escritor que más me fascina entre todos, argentinos, latinoamericanos, del mundo, de ayer y de hoy. Para mí es como una montaña, o un padre o un oráculo al que conviene consultar cada tanto. No siento hacia Arlt nada de eso.

—Usted es periodista hace largos años. ¿Le sirvió para escribir mejor o piensa que periodismo y literatura están enfrentados a muerte?

—En mi caso periodista y escritor antagonizan desde siempre. El escritor debe hacer el esfuerzo para generar un espacio poético propio alejado de la anécdota y del lugar común de la crónica. La crónica periodística bien escrita es fascinante (Walsh, Capote), pero la literatura es o debería ser música.

—¿A qué escritores admira y a cuáles no se querría parecer nunca?

—En cuanto a admiración, Borges, como dije. Y Nabokov, Onetti, Rulfo, Updike, Márai, Coetzee. Lo que no quiero: Paulo Coelho, Isabel Allende, García Márquez remedando lo peor de sí mismo, Vargas Llosa haciendo lo propio y tanto best seller que anda por ahí.

—¿Olivetti, lápiz o computadora?

—Antes la pobre Olivetti, que durante tantos años me aguantó. Hoy la computadora.

— ¿Están enfrentadas literariamente Rosario y Santa Fe?

—Lo ignoro. Supongo que geografías y situaciones sociales diversas generan puntos de vista disímiles, pero es una sospecha, no una certeza. Yo nunca experimenté el enfrentamiento. Por el contrario, amistades y lecturas me han unido y unen a Rosario, desde Gary Vila Ortiz a los Gandolfo, desde el Negro Fontanarrosa a Hugo Diz, desde Eduardo D'Anna a los Riestra. Y aclaro que la lista sigue.


enviar nota por e-mail
contacto
Búsqueda avanzada Archivo


Ampliar FotoFotos
Ampliar Foto
Pura prosa. Morán, de oficio narrador.


  La Capital Copyright 2003 | Todos los derechos reservados