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 domingo, 15 de julio de 2007  
Mina abandonada contamina con plomo a niños jujeños
El 81% de los chicos de Abra Pampa tiene una muy elevada cantidad del metal en la sangre

El 81 por ciento de los niños en la comunidad jujeña de Abra Pampa tiene plomo en sangre en cantidades dañinas para su salud, según un estudio de la Universidad de Jujuy encargado para evaluar el impacto de la actividad de compañías mineras en la región.

   El informe formó parte de las denuncias que realizaron comunidades de La Puna ante la Justicia federal por contaminación ambiental producida por mineras, con énfasis especial en Metal Huasi, una fundición abandonada.

   Ante la demanda explícita de las comunidades, el 7 de julio se concretó en Jujuy un encuentro con funcionarios provinciales, nacionales y el obispado de Humahuaca, destinado a conformar una mesa que controle el cumplimiento de un “plan de remediación integral del pasivo ambiental”, es decir, la limpieza de la zona de los desechos generados por la actividad minera.

   “Un 81% de la población infantil muestrada tiene valores por arriba de cinco microgramos por decilitro en sangre o sea que es población infantil en riesgo”, precisó Graciela Bovi Mitre, titular del Grupo de Investigación Química Aplicada de la Universidad de Jujuy.

   Los valores corresponden a un muestreo de 234 chicos de entre 5 y 12 años habitantes de ese pueblo puneño en el que permanece abandonada desde hace 25 años la fundición Metal Huasi, que generó una montaña de escoria de metal de unas 10 mil toneladas, según Bovi Mitre.

   La muestra también analizó casos de chicos habitantes del barrio 12 de octubre, construido sobre ese mismo material contaminante.

   Ubicado a 1.880 kilómetros de la Capital Federal y a 3.484 metros sobre el nivel del mar, este pueblo fue epicentro de encendidas protestas de vecinos y comunidades originarias cercanas, que, alarmadas por varios casos de salud, algunos fatales, fueron a la Justicia.

   A la cabeza de los reclamos se puso la dirigente kolla Rosario Quispe. “Acá no es sólo lo de Metal Huasi, es la basura, la cloaca, los carros atmosféricos que descargan a cielo abierto. Arruinaron las vidas de nuestros hijos que no pueden estudiar ni trabajar”, se indignó Quispe.

   Hay casos concretos, como el de Raúl García, habitante del barrio 12 de Octubre y que tiene cuatro hijos, uno de ellos de 16 años y que tiene 23,3 microgramos de plomo por cada decilitro de sangre y otro, de apenas un año, con una medida de 41,3 de plomo en sangre.

   Otro caso es el de Domingo Tolaba, cuya hija Edith tiene un osteosarcoma derivado de la contaminación con plomo.

   “Los días que sopla viento norte nos cae encima la ceniza que se desprende de la escoria de metal, eso respiramos y eso se nos pega a la piel ¿cómo no vamos a estar envenenados?”, reflexionó Tolaba al relatar la vida cotidiana de unos 14 mil habitantes del pueblo puneño ahora amenazado por la contaminación.
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