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domingo,
15 de
julio de
2007 |
Yo creo: “Mejor ver a los que tiritan en la pantalla”
José Luis Cavazza / Escenario
Lo mejor en estas noches gélidas es mirar una película donde los protagonistas tiritan de frío más que uno. Encima, qué otra cosa hacer si en Rosario nos congelamos de frío y ni siquiera cayó medio copo de nieve. Entonces, nada de mirar los noticieros porteños que muestran la nieve caída como si fuera un trofeo de guerra o como postales mentirosas de una realidad donde en lugar de contar los verdaderos muertos de frío cuentan, alegremente, los centímetros del blanco fenómeno sobre la vereda. Mejor volver a mirar “El día después del mañana” y preguntarnos tontamente: ¿y si fuera cierto aquello de que estamos al borde de una nueva era glacial?, mientras vemos cómo el pobre Dennis Quaid es tomado un poco por loco mientras se le congela un copo de nieve en la nariz. Hay que abrazar la estufa al ver cómo la colosal tormenta de nieve golpea a Nueva Delhi y el granizo destroza Tokio o Nueva York. Verdaderos fenómenos al lado de la pobre nieve caída en todos los lugares de la Argentina que no se llaman Rosario. Y si esto es demasiado dramático, aconsejo poner “Frío de perros”, la comedia de Cuba Gooding Jr., donde hace de un dentista de Miami que viaja a Alaska para reclamar una herencia y el tesoro recibido resulta ser un revoltoso grupo de perros de trineo. O algo más inteligente: “Oi, el albino”, una comedia nihilista islandesa cuyo protagonista muerto de frío y hastiado bien al estilo nórdico en medio de un paisaje desolado, fantasea irse a vivir a una playa del Caribe. Y si el gusto pasa por contrastar lo “negro” del género y lo “blanco” de la nieve nada mejor que “Fargo” de los hermanos Coen, que, si bien no sé si contagia su helado paisaje a mí la película me dejó frío, sobre todo después de que empieza a morir gente y encima eso de enterrarla en la nieve... Y tal vez alguien recuerde el final de “Todo por un sueño” de Gus Van Sant. Yo sí. El cadaver de la Kidman, una chica muy mala, desplazándose bajo un suelo donde la nieve se transformó en translúcido hielo. Terrible.
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