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sábado,
14 de
julio de
2007 |
Ischia sigue molesto por el tema del Kily González
Gustavo Conti / Ovación
Discúlpenme, muchachos. Estoy igual que ayer, no tengo ganas de hablar”. Lacónica, como resignada, así sonó la voz de Carlos Ischia luego del entrenamiento matutino en Palos Verdes. Por supuesto, hubo un cruce de palabras con los periodistas que lo aguardaban y en él dejó traslucir que la razón mayor de su silencio es el tema del Kily González, antes que el de la abortada concentración en la pretemporada.
“Ya está, ¿qué se le va a hacer? Igual, nosotros finalizábamos mañana (por hoy) la concentración”, dijo el técnico respecto al incendio en el hotel. Así, le restó trascendencia a una situación que quizás terminó de desencadenar el malestar que traía por el papel que le tocó actuar en la novela que disparó Christian González el domingo por la noche. Ese día, en el programa televisivo Zapping Sport, señaló que no tenía inconvenientes en volver a Central por la cuestión económica.
Una prueba de esta suposición es que Ischia al menos se refirió al abrupto final de la concentración. En cambio, cuando se lo intentó abordar sobre el tema Kily, cortó la charla y sólo dio lugar a las conjeturas. No se pudo saber entonces si la versión que contó el jugador, sobre que habrían aclarado el malentendido y de que en definitiva Ischia estaría dispuesto a recibirlo, tiene correlato con la versión del entrenador, quien antes de ese cónclave sí dijo que no hizo fuerza para retenerlo porque antes del final del Clausura el jugador le manifestó que tenía otros planes.
Pero el foco del malestar de Ischia no estaría vinculado a esa reunión del miércoles al mediodía con el Kily, sino por sentir que quedó en el medio de una puja de intereses entre el jugador y la dirigencia. Bajo ese punto, no emitiría ninguna opinión hasta tanto el presidente canalla Pablo Scarabino no revele su verdadera intención con el jugador, que sería no ofrecerle un nuevo préstamo.
Si esta hipótesis es correcta, puede entenderse por qué Scarabino no ocultó su molestia cada vez que algún periodista intentó contactarlo por el Kily González. Es que el titular canalla estaría en una posición incómoda, ya que si no hay problema por la plata y si Ischia lo aceptaría de nuevo tras aclarar sus cuitas, en él recala la decisión final de retenerlo.
La reunión entre Scarabino e Ischia, que estaba pactada ayer a la noche, se realizó finalmente anoche, aunque no trascendieron los términos. Allí seguramente tocaron el tema para darle un corte definitivo. Pese a un supuesto interés de Daniel Passarella para llevarlo a River y de una oferta que habría recibido de Universitario de Perú, el Kily aún estaría esperando. Eso al menos dejó saber.
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Ischia tampoco emitió opinión y su mal humor continuó.
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