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sábado,
14 de
julio de
2007 |
La exclusión, en debate
La pérdida de sentido de por qué se enseña y se aprende es una de los características que más fuerte golpea a las escuelas que conviven a diario con situaciones de exclusión y vulnerabilidad social. Al menos esta es una de las primeras conclusiones que quedó luego de un encuentro organizado por el Fondo de Asistencia Educativa (FAE) y la Dirección de Educación Municipal, junto a otras instituciones.
Marta Tomé, investigadora y docente de la Universidad Nacional de Luján, fue una de las invitadas. Resaltó el valor de la autocrítica en el trabajo docente. “Son muchos los errores que cometemos y de los que la academia no se hace cargo”, dijo. Puso como ejemplo aquellos temas que los chicos quieren saber “pero de los que ni los adultos ni las currículas se hacen cargo”.
Tomé llamó la atención sobre la fragilidad de los proyectos que se diseñan para hacerle frente a las situaciones de riesgo educativo. “Nuestros proyectos están siempre al borde, si cambia el gobierno, cambian los mismos”, indicó para puntualizar cómo las buenas ideas están sujetas a los vaivenes políticos.
La educadora de la Universidad Nacional de Luján estimó que un buen diseño de propuestas para enfrentar la exclusión debe contemplar la participación, “sin estrellatos”, para otorgarle un sentido de colaboración solidario. Y destacó un dato esencial para trabajar en la marginación: la autoestima. Es decir, recuperar la idea de que todos tienen igualdad de derechos.
Antes, Marta Díaz, la directora de Educación municipal, se refirió a la pérdida de sentido que se registra en aquellas escuelas golpeadas por la pobreza y la marginación. Hizo referencia a un estudio propio donde “el 97 por ciento de los maestros respondió que su preparación no les sirvió para trabajar en escuelas de contextos de pobreza”.
En las jornadas del viernes y sábado de la semana pasada, se sucedieron diferentes experiencias que mostraron qué se puede hacer para contrarrestar los efectos de la pobreza en las aulas. En particular contaron las estrategias de programas municipales (como animadores juveniles y animadores sociales), junto al relato de maestros y profesores. La propuesta del Ministerio de Educación provincial pasó por enumerar cómo trabajan los equipos interdisciplinarios ASI (Asistencia Situada) y la del FAE en el diseño para frenar la llamada deserción escolar, entre otros proyectos. También se sumó la Federación de Cooperadores Escolares.
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El escenario del debate fue el Centro Cultural Bernardino Rivadavia.
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