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 viernes, 25 de mayo de 2007  
Los atentados del 11-S siguen causando muertes
Admiten por primera vez que una mujer falleció a causa del polvo inhalado tras la caída del WTC

Nueva York.— El polvo de alto contenido de asbesto (mineral de composición y caracteres semejantes a los del amianto que al inflamarse es altamente tóxico) al que estuvieron expuestos integrantes de los equipos de rescate y vecinos al derrumbarse el World Trade Center en los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 puede tener consecuencias mortales. Así lo reconoció por primera vez de forma oficial el jefe de los forenses de la ciudad de Nueva York, Charles Hirsch, quien escribió en una carta en la que reconocía que el polvo contribuyó a la muerte de la abogada de derechos civiles Felicia Dunn-Jones, de 42 años, en febrero de 2002.

  La decisión podría tener efectos en cientos de casos, en los que bomberos, policías y socorristas lucharon ante la Justicia por ser reconocidos como víctimas de los atentados terroristas.



Víctima 2.750. En el escrito que publicó ayer el New York Times, Hirsch señala que modificará el certificado de defunción de Dunn-Jones. En vez de muerte natural, pondrá homicidio. Además, su nombre será añadido a la lista de víctimas de los atentados. La cifra de personas que murieron en los ataques islamistas contra las Torres Gemelas aumenta así a 2.750, según el diario.

  Los abogados de las víctimas saludaron la decisión. “El forense de la ciudad reconoció lo que miles de personas enfermas y sus médicos ya sabían: que el polvo de Ground Zero era peligroso e incluso letal”, dijo la abogada Carolyn Maloney.

  Felicia Dunn-Jones estuvo expuesta a la nube de polvo sólo poco tiempo, cuando corrió de su oficina a su casa. Sin embargo, poco después comenzó a padecer problemas respiratorios y pulmonares y murió cinco meses después de sarcoidosis, una enfermedad que muchas veces se relaciona con accidentes ambientales y que se caracteriza por el desarrollo de unas inflamaciones anormales en órganos vitales.

  Esta resolución abre la posibilidad a otros afectados por haber inhalado el polvo de las Torres Gemelas, entre los cuales hay muchos empleados de los servicios de emergencia, bomberos y policías que acudieron a rescatar a las víctimas entre los escombros. El marido de Felicia Dunn recibió una indemnización de 2,6 millones de dólares. Con ello se reconocería su muerte como homicidio y podría abrir la puerta para obtener resarcimientos del fondo federal de compensaciones para las víctimas del 11-S.



Antecedente. Antes de la decisión conocida ayer, sólo en Nueva Jersey se había relacionado una muerte con la exposición al polvo del World Trade Center. Un patólogo de ese Estado concluyó en abril del año pasado que el fallecimiento del detective retirado del departamento de policía de Nueva York, James Zadroga, de 34 años, estuvo directamente relacionado con las toxinas liberadas a la atmósfera tras los ataques. Zadroga, quien sufrió daños cerebrales y en su aparato respiratorio después de estar cerca de 500 horas retirando escombros en el WTC, murió en enero de 2006. El padre del joven dijo entonces que su hijo padeció sarcoidosis y reclamó que pasara a formar parte de la lista de víctimas mortales de los atentados terroristas.
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