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domingo,
13 de
mayo de
2007 |
Editorial
Rehenes de un conflicto
No parece haber una solución a la vista para la dura medida de fuerza que vienen manteniendo los médicos que trabajan en los hospitales municipales. El conflicto que los enfrenta con el Ejecutivo por reclamos salariales ya provocó la renuncia de Mónica Fein como secretaria de Salud del municipio y amenaza con desgastar mucho más de lo razonable a su sucesor, Miguel Angel Cappiello, quien ni bien asumió pidió una tregua para poder negociar con los hospitales funcionando y como respuesta obtuvo la ratificación de un nuevo paro, ahora por 96 horas.
Como tantas otras, se trata de una pelea en la que con mucha probabilidad ambas partes tengan algo que dar y algo que ceder, pero en el que los usuarios de un servicio, en este caso el de la salud pública, se convierten en indefensos rehenes de una situación que los priva de la asistencia sanitaria, en la inmensa mayoría de los casos la única a la que pueden aspirar.
Un elemental análisis de este aspecto debería inducir a los funcionarios municipales y a los huelguistas a doblegar los esfuerzos por llegar cuanto antes a un acuerdo. Caso contrario, argumentos que hoy parecen atendibles —se insiste, de ambos lados— podrían acabar deslegitimados por las secuelas no deseadas de una disputa que ya se extendió más tiempo de lo razonable.
Ojalá lo entiendan quienes reivindican sus derechos salariales y también quienes deben tratar de atender a esas demandas. Los obliga una población ajena al conflicto, con derecho a la salud y sin opciones frente a la asistencia que debe brindarles el Estado, en este caso el municipal.
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