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 domingo, 13 de mayo de 2007  
La Bersuit puso "de la cabeza" a un Monumental repleto

Buenos Aires.- Cerca de 60.000 personas llenaron anoche la cancha de River Plate para disfrutar durante casi tres horas el show de Bersuit Vergarabat, la banda liderada por el carismático Gustavo Codera, que supo sacarle jugo al enorme escenario y a las posibilidades técnicas en un concierto que arriba y abajo del tablado fue calificado como “inolvidable”.

“¡Cómo creció la familia!”, dijo Cordera en el primer saludo, para agregar en clave bersuitera un festejado “qué lindo polvo”, mientras miraba la multitud que cubría el campo y las tribunas, donde efectivamente había mucho progenitor compartiendo con sus hijos el gusto por esta banda, a la que cada vez le cabe más el calificativo de clásico.

A las 9 de la noche las luces de la cancha de River se apagaron de golpe para volver a encenderse segundos después con Bersuit Vergarabat, de riguroso pijama, alineada en el proscenio, en medio de un griterío ensordecedor.

El viento helado que venía del Río de la Plata dejó de ser una preocupación para los miles de fanáticos, que bailaron, gritaron hasta la ronquera e hicieron pogo durante las tres horas siguientes.

El recital, que originalmente estaba previsto para el 28 de abril y se postergó por problemas de agenda de River, estaba convocado para presentar “Testosterona”, el último disco del grupo -grabado en 2005-, pero en realidad fue un recorrido por toda la discografía de Bersuit, que llega a nueve placas, contando el celebrado doble “La Argentinidad al Palo (lo que se es)”.

El sonido en algún tramo jugó una breve mala pasada, pero poco importaba en las tribunas, donde se cantaba a voz en cuello cada tema que salía del enorme escenario, de unos 50 metros de frente, con luces de todo tipo y color, tres pantallas gigantes que por momentos transmitían el concierto y en otros imágenes producidas para un tema determinado o frases, casi ideogramas, de la letra que se estaba cantando, como en el caso de “Tuyú”.

Entre los mensajes y metamensajes, una comparsa de Gualeguaychú pasó por el escenario con una pancarta que decía “No a Botnia”, la pastera que se está instalando sobre la banda oriental del Río Uruguay.

Y también, un elaborado discurso en off leído por una sugerente locutora, que desparramaba irónicos agradecimientos a las empresas “a las que les importa el país”, mientras las pantallas mostraban efectos de la degradación ambiental.

“A los tambores”, “La papita”, “Desconexión sideral” y “Negra murguera” fueron algunos de los temas de la segunda parte del espectáculo, para el que Cordera había cambiado el pijama a rayas por el traje de taita tanguero, con polainas incluídas, al igual que Daniel Suárez y Carlos Sbarbati, mientras el resto de la banda vestía ropas de arlequines murgueros.

Nuevo cambio de ropas, otra vez a los pijamas, para cantar “Madre hay una sola”, “La ribera”, el desopilante chamamé “Mamamelá”, “El viejo de arriba” y “Sencillamente”, entonado a dúo con Vicentico Fernández como invitado, para dar lugar a un solo de Daniel Suárez con “Esperando el impacto”.

Cordera anunció el pasaje más intimista del concierto. La Bersuit en pleno se instaló en la punta de la larga pasarela, a un par de metros del epicentro del campo, para tocar y cantar algunos clásicos para “mimarnos un poquito”.

Juan Subirá (teclados), Pepe Céspedes (bajo), Oscar Rigui (guitarra), Alberto Verenzuela (guitarra), Carlos Martín (batería), Daniel Suárez (voces), Carlos Sbarbati (voces), y por supuesto el Pelado Cordera parecían flotar entre la multitud que, efectivamente, se sentía mimada con la bellísima canción de Ariel Prat “Al calor del hogar”.

“Esta es de ustedes hace mucho”, dijo Cordera para que las casi 60.000 voces cantaran a coro “Mi Caramelo”, para luego cerrar la “suite tranqui” con otra que sabían todos: “Un pacto”.

Luego vino un crescendo que no paró hasta el final. “Yo Tomo”, una poderosa versión de “La Argentinidad al palo” con Lito Vitale -vestido con pijama- como invitado en los teclados, y “La Bolsa” pusieron los ánimos bien arriba para dar paso a los bises.

Con dos grúas neumáticas que oficiaron tanto de torres de iluminación como de escenario móvil para Suárez y Sbarbati, vinieron “Sr. Cobranza”, “Se viene el estallido”, “Comando culo mandril” -con muestra de posaderas incluída- y el esperado “Hociquito de ratón”, con las clásicas chicas del público que suben a la pasarela para hacer toples.

Antes Cordera hizo un alto para festejar (“¡copamos River, loco!”) y destacó que en “casi 20 años de historia respondemos un poco a un mundo que está lleno de envidia y de celos de competencias, que decían que esto (el concierto) venía mal. Les contestamos llenando River con esta gran familia... de psicópatas”.

Quedaban sólo dos temas, “Qué pasó” y “El viento trae una copla”, que se cantaron y bailaron a pleno.

Todo era una fiesta que siguió aún durante la desconcentración, con miles de voces, lo que de ellas quedaba, cantando “Ole olá, de la cabeza con Bersuit Vergarabat”. (Télam)


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