Crisis en Santa Cruz: un nuevo piso para los conflictos sociales

El año 2007 parece marcar un punto de inflexión para el modelo alumbrado luego de la crisis de 2001. Al menos es lo que surge de una primera lectura de la conflictividad surgida en distintos sectores y temas económicos sociales en la primera parte de este año, desde la mayor dureza de las paritarias privadas o los conflictos en las provincias, hasta las pujas de precios.

   Un breve repaso de las noticias de la última semana permite sospechar que la dura disputa gremial entre los estatales y el gobierno de Santa Cruz va más allá de una pelea política, que el conflicto en el transporte interurbano de Santa Fe pone en juego los límites del mecanismo de gestión de precios a través de subsidios cruzados, o que la prolongada lucha gremial de los médicos autoconvocados rosarinos anticipa una nueva agenda de prioridades para las finanzas de los municipios. Los conflictos son lógicos sobre todo cuando forman parte de una disputa de ingresos en el marco de un alto crecimiento económico. La novedad en este año parece venir por el lado de una mayor dureza, lo cual se vincula con la pérdida del colchón de rentabilidad que dejó la devaluación tanto en las empresas privadas como en el mismo Estado.

   Este colchón, hecho a base de salarios bajos y recesión, permitió administrar conflictos con el piloto automático del crecimiento a tasas chinas Pero esos márgenes se achican cuando los precios suben y surgen nuevos pisos de demanda. Los salarios ya no se arreglan con los vueltos de la posdevaluación, las cuentas entre los distintos niveles del Estado empiezan a ser una suma cero, donde el superávit de uno es el ajuste del otro y la búsqueda de rentabilidad por vía del aumento de precios comienzan a desafiar los subsidios y controles oficiales.

   Aunque estos temas no aparecen de lleno en la confrontación electoral, parecen anunciar la llegada de una nueva etapa donde los conflictos pondrán en juego definiciones más fuertes de política económica.