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domingo,
29 de
abril de
2007 |
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Café del Bajo
-Quiero ser más preciso respecto del tema que abordé ayer, Inocencio, sobre el átomo del amor. No sólo más preciso, sino extenderme un poco más. -Dijimos ayer que el "átomo" del amor no puede ser destruido, al menos no sin que la humanidad pague un costo altísimo por esa insensatez. El "átomo" del amor no puede ser dividido porque al hacerlo, por ser de características distintas al átomo de la materia, produce una energía maléfica que es imposible encauzar o darle otro sentido. Cuando se destruye este "átomo" de carácter espiritual, lo recalco, se produce la liberación de una energía maligna cuyo efecto de ningún modo y bajo ninguna circunstancia, por más que se afane el ser humano, podrá ser benigno. Y esto vale tanto para el ser en quien se destruyó ese átomo como para aquel que provocó su destrucción. Es decir, la fisión del átomo amoroso provoca una explosión de carácter nuclear-espiritual cuya onda expansiva arrasa con todo, incluso con quien oprimió el botón rojo del detonante".
-Así es. Esto vale para los diversos niveles o ambientes en el que el ser humano desarrolla su vida: En la relación de pareja, de amistad, de familia, laboral, social en general. Cada vez que se divide la partícula que no debe ser dividida, se produce un mal. Sostuvimos que el "átomo" del amor se compone de un núcleo y esa nube de electrones que son la paz, la justicia, la verdad. Ahora, siempre he considerado que el líder, el conductor social, tiene una gran responsabilidad en el manejo y cuidado del átomo amoroso. De hecho en muchas charlas hemos sostenido que el 70 por ciento de la infelicidad humana se debe a una incorrecta acción del líder o conductor. Si tuviéramos gobiernos responsables y líderes privados conscientes en el planeta y en nuestro país, las desventuras del ser humano serían sólo aquellas que corresponden al orden natural de las cosas y que tienen un sentido para la criatura. Lamentablemente, en muchísimos casos el gobernante, los dirigentes empresarios, económicos o del orden social, están empeñados en vulnerar la partícula atómica del amor.
-¿Una forma de hacerlo?
-Una forma de hacerlo es mintiendo, fomentando o permitiendo acciones o circunstancias injustas. De este modo, automáticamente, se vulnera también el estado de paz interior y, como consecuencia, el estado de paz colectivo. El átomo ha sido dividido y las consecuencias son diversas en un solo síntoma: dolor personal y social. Ahora, el problema se agudiza cuando no sólo hay agentes que destruyen este átomo, sino cuando el tejido social permite, por diversas razones, que estos virus hagan su trabajo perjudicial. Trasladado el caso al tejido social argentino particularmente, diría que los agentes que lograron destruir el átomo amoroso y sometieron y someten a este pueblo a condiciones de vida ignominiosas, han tenido y tienen la propiedad de inmovilizar el sistema inmunológico. Es decir, no parece que haya luz y acción para la defensa. ¿No es esto preocupante, muy preocupante?
Candi II |
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¿Cree que el gobierno nacional respeta la independencia de los poderes del Estado?
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"Estoy harto de que cada cosa que hago se interprete como un acto político"
Monseñor Jorge Bergoglio
Presidente de la Conferencia Episcopal
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