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domingo,
11 de
febrero de
2007 |
[Lecturas]
Cuando el río suena
Investigación. "Crónicas del ocaso. Apuntes sobre las papeleras", de Hernán López Echagüe. Norma, 2006, 260 páginas, $29.
Por Sandra Cicaré / La Capital
Entre la provocación y la rebeldía que desata la figura de una turista “de rostro redondo, severo y tostado por el sol” que se queja por los cortes de rutas en la frontera argentina-uruguaya o la desazón de los versos de César Vallejo cuando dicen “¡que se lo coman todo y acabemos!”, como epílogo, así transcurren las páginas de “Crónica del ocaso. Apuntes sobre las papeleras y la devastación del litoral argentino y uruguayo”, el último trabajo de Hernán López Echagüe.
Con un magistral uso del recurso del reportaje —entendido como crónica en primera persona—, el autor hace de la lectura un viaje sobre dos orillas, las de los ríos Uruguay y Paraná, y que fue recorriendo a lo largo de su trabajo periodístico. Y cuando el lector cree que está parado en una margen, seguro y convencido de las razones que sus protagonistas esgrimen, el texto cruza las aguas y muestra la realidad de enfrente, la misma o quizás alguna más cruda.
A través de las palabras de los verdaderos protagonistas de la historia, López Echagüe desdibuja las fronteras y demuestra cómo la pelea por el cuidado del medio ambiente o los recursos no puede darse con una lógica horizontal —aquella que enfrenta a las víctimas entre sí, de uno y otro país— sino necesariamente debe plantearse en forma vertical, contra el poder económico y los grandes capitales (sin bandera) que pretenden imponerse sobre la vida de la gente.
El libro, editado por Norma, abunda en este sentido y da testimonio de los efectos devastadores de la plantación de pinos y eucaliptos para alimentar a la industria celulósica en tierras de Artigas y explica cómo el monocultivo fue menos generador de puestos de trabajo que la ganadería o la agricultura. También repasa la hipocresía de la Argentina, cuyos empresarios son propietarios de grandes superficies en el vecino país o como sus políticos respaldan ese modelo de desarrollo a costa de sus habitantes.
En ese vaivén, las páginas también son testigo directo de las propias contradicciones que existen entre los que padecen la situación, como el caso de la Asamblea de Gualeguaychú contra las papeleras: muchos de sus integrantes son productores agropecuarios sojeros y abanderados de un modelo que está trayendo las mismas consecuencias sobre la biodiversidad que aquellas por las cuales pelean. Una postal que el autor relata después de muchas horas de charlas, mateadas y sobremesas con quienes habitan desde el kilómetro cero del Río de la Plata en el “Rincón de Darwin”, hasta las entrañas de Misiones donde reina la papelera Alto Paraná, dueña de las vidas de quienes trabajan en ella y del silencio de los que pisan la tierra colorada.
El ocaso documentado Pero más allá de la crónica en su expresión más clara, como aquellas que el autor le regaló a sus seguidores en “La triple Frontera”, el libro combina la investigación periodística más pura y sin dudar transita el camino del ensayo.
Así aparece reflejado en las páginas que detallan el tratado de inversión entre el gobierno uruguayo y Finlandia que “Batlle firmó a las apuradas y Tabaré ha resuelto venerar con insospechada rigurosidad”, expresa López Echagüe.
También en los pasajes en los cuales el autor toma la voz de interlocutores silenciados por el oficialismo uruguayo, los detractores de una política propapeleras, como el investigador de la Facultad de Ciencias de la Universidad de la República del Uruguay, Carlos Céspedes, quien advierte sobre los efectos de los cultivos forestales sobre el suelo de pradera. La voz de Delia Villalba y Julia Coccaro, del Movimiento por la Vida, el Trabajo y el Desarrollo Sustentable de Fray Bentos, dos militantes que advierten sobre el traspaso de tierras a sociedades anónimas extranjeras que desarrollan monocultivos forestales, muy lejos del “ecologito”, un muñeco que reparte la papelera Botnia para seducir voluntades.
Por Corrientes y sus esteros amenazados por la prepotencia de Tompkins, por Nueva Palmira o Puerto Esperanza navega este texto, de la mano de quien en 1997 debió abandonar el país perseguido por las mafias enquistadas en la política argentina tras la publicación de sus investigaciones sobre la vida de Eduardo Duhalde en el libro “El Otro”.
Un periodista que decidió emigrar hacia la costa oeste uruguaya, seducido por los “los uruguayos que están habituados a tender la mano con calidez sin solicitar nada a cambio”, dice.
Justamente por esa doble nacionalidad de López Echagüe, fruto de la herencia y la elección, es que su trabajo tiene doble valor, el que da la mirada desde las dos orillas, la de aquella que parafraseando al poeta uruguayo Aníbal Sampayo permite decir que el río no es una frontera que divide, sino “es un tiento de plata cosiendo dos lonjas de un mismo cuero: Uruguay y Argentina”.
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El libro de López Echagüe combina investigación periodística y ensayo.
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