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 domingo, 11 de febrero de 2007  
Córdoba no gana

Elbio Evangeliste / La Capital

El destino parece ensañado con este Central Córdoba. No le perdona cada error que comete, así sea el único (grosero) en 90 minutos. Es que cuando ello sucede el charrúa termina dejando puntos clave en el camino. Esta primera lectura da la idea, correcta por cierto, que los tres puntos debieron quedar en Rosario, pero hacer más profunda la lectura es una tarea fundamental para entender las razones del empate (1-1) de ayer ante El Porvenir. ¿Cuáles son las conclusiones de este segundo ejercicio? Que a Córdoba le faltó la enjundia y la claridad que tuvo en el primero y cuando pecó de ingenuo dentro de su propia área no lo perdonaron.

El enojo de Santángelo (por el resultado) en el vestuario tenía sus fundamentos, especialmente por la extremada chatura futbolística que mostró El Porve. Pero es allí donde debe sonar el punto de alarma, ya que ante tanta apatía el charrúa no tuvo ni el aplomo, ni el ingenio necesario como para resolver la cuestión.

El cabezazo de Armani a los 40' del primer tiempo (fue la coronación de una jugada que incluyó toques, velocidad y precisión) pareció ser el final del partido. Antes de eso no hubo nada de otro planeta, pero sí lo suficiente (una arremetida de Paredes, un despeje cuando Armani entraba para empujarla y un zapatazo de Raschetti que fue abortado en la línea de sentencia) como hacer del segundo tiempo casi un mero trámite.

Igual, la sensación no cambió tras la reanudación. Incluso hasta un segundo antes del gol de Ferragut (33'), la única aproximación seria de la visita en todo el partido. Pero se dio así y por eso las explicaciones se tornaron contradictorias.

El quedo futbolístico fue notorio, con la salvedad de que apenas un criterioso manejo de la pelota alcanzaba para sacarse la mufa de las dos primeras fechas.

A Armani le fue imposible martillar de cabeza (estaba muy cerca del arco) tras ganarle en el salto al arquero Laurenti y con esa chance se apagaron las ilusiones de hacer marchar el partido hacia un resultado irremontable.

Después llegó lo peor. Marcos Del Bono y Urquiza no reaccionaron ante la arremetida de Ferragut y el cabezazo del lateral (a cuatro minutos de final se fue expulsado), fue un baldazo de agua fría que le nubló aún más la vista a un Córdoba que volvió a padecer el impiadoso castigo como consecuencia de errores propios y que provocó que se marchara a los vestuarios acunando sólo los merecimientos.
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Paredes busca iniciar un ataque para los charrúas.

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