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 domingo, 11 de febrero de 2007  
Teatro: Arte y comunicación para niños y adolescentes
La actividad en talleres refuerza las individualidades y estimula la creatividad y la expresión

Lo teatral nos acerca a nosotros mismos. Nos sorprende con movimientos, voces, gestos y actitudes que quizás desconocíamos. Permite que nos encontremos transformados. Lo maravilloso de la actuación es que podemos ser miles, y la vez ser siempre uno mismo. Con la posibilidad que nos da el teatro como lenguaje diferente, nos acercamos a las emociones y las sensaciones, pero también al juego. El docente teatral, entonces, deberá estimular y ayudar a encontrar lo que los integrantes del grupo traen consigo. Nada más ni nada menos que sus particularidades.

   En los talleres de teatro se busca recuperar lo singular de cada uno. Eso que a veces se desdibuja y casi desaparece por la insistencia de los medios con su bombardeo publicitario, y sus programas para niños y adolescentes que poco tienen que ver con la realidad. Esta tendencia mediática que uniforma expectativas e intereses.

   Los chicos pasan muchas horas frente a las computadoras y en los ciber. Es bueno adaptarse a nuevas formas porque abren caminos de aprendizaje y comunicación.

Pero a las que debemos estar atentos ya que utilizadas en exceso traen graves problemas (falta de relación interpersonal, sedentarismo, problemas de comunicación familiar, entre otros).

   ¿Cómo ofrecerles a los chicos lugares de los que realmente puedan apropiarse y en donde se encuentren con sus propias ganas, con su propio deseo?

Desde el teatro es posible construyendo un espacio cálido y divertido, en el que estas ganas y este deseo sean atravesados por la técnica teatral. En donde se aprenda teatro pero también se viva, se disfrute, se generen lazos afectivos. Y que la formación pase por lo teatral, pero en el que también circulen valores.

   Con los niños la labor se basa en la expresión corporal y los juegos, estimulando desde lugares diferentes a los que se proponen en la escuela u otros espacios de recreación. El objetivo es disparar la creatividad, las relaciones con los otros y sumergirnos en una lógica de juego enmarcada en la técnica teatral. En el caso de los adolescentes, la tendencia hacia lo impersonal es más marcada. La necesidad de sentirse parte los lleva a veces a perder su marca propia y a constituirse en uno más de la masa para no sentirse marginado. Por esta razón se hace hincapié en lo grupal, pero para que desde allí surja la singularidad. En las clases se proponen consignas y ejercicios, pero son ellos quienes producen creativamente. Dándoles un lugar en el cual se sientan protagónicos, la responsabilidad por la tarea y el grupo aparece en forma espontánea y no impuesta como se da muchas veces en el plano escolar.



Producción y aprendizaje



  Cada vez son más los niños y adolescentes que se acercan a los talleres de teatro, que trabajan en forma seria, permanente y creativa. Es bueno que los padres estimulen a sus hijos en este sentido. Esta actividad no sólo posee un carácter formativo y artístico sino que provoca inquietudes y la posibilidad de desarrollarse construyendo un verdadero espacio de producción artística y de apropiación de saberes. Enfrentarse al riesgo de escuchar más versiones, de involucrar el cuerpo, las sensaciones, las emociones, las percepciones, las dudas y los miedos, con humor, con ganas, es habilitar un camino hacia la creación y el aprendizaje.



Luciana Evangelista

Profesora de teatro

[email protected]


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