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domingo,
11 de
febrero de
2007 |
Start up
Tecnología maya para el maíz
Eduardo Remolins
, teniendo en cuenta el elevado grado de desarrollo científico y tecnológico que había alcanzado este pueblo. Pero además de astronomía, matemáticas y arquitectura, los Mayas contaban también con avanzados conocimientos para la producción de alimentos. Existen evidencias de la existencia de campos de siembra permanentes, conectados a través de redes de canales para riego, y de la producción en terrazas. Algunas evidencias arqueológicas sugieren que el maíz, la mandioca, el algodón y el girasol eran regularmente cultivados.
Sin embargo, a pesar de todos sus avances y del esplendor de su ciencia, 500 años no pasan en vano. Nuestra tecnología para la producción de alimentos ha seguido el mismo camino que las ciencias y la cultura: un avance como no habíamos conocido antes en la historia.
Volviendo al caso del maíz, los niveles de producción actuales equivaldrían, con las viejas técnicas de producción, al cultivo de una superficie entre 150 y 200 veces mayor. El progreso tecnológico ha generado el mismo efecto que si se hubiera multiplicado por 200 el número de hectáreas cultivables.
Al ritmo que avanza la biotecnología y la tecnología agropecuaria no es descabellado pensar que en el futuro alcancemos rendimientos 200 veces mayores a los actuales.
Con una población creciente y tierras cultivables que no aumentan al mismo ritmo, ¿qué otra perspectiva sería más lógica? ¿De qué otro modo alimentaremos a una población que crece exponencialmente?
Este es uno de los mayores desafíos del mundo contemporáneo y nos toca muy de cerca: somos uno de los principales productores de proteínas vegetales del mundo. Nuestro lugar en la economía global depende de cuánto multipliquemos nuestra eficiencia. ¿Qué empresas desarrollarán y proveerán esa tecnología a los productores? Todo hace pensar que ciencia y alimentos generarán negocios cada vez más importantes. Esta vez no nos puede tomar 500 años.
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