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domingo,
07 de
enero de
2007 |
"Este es un tema de los iraquíes "
Bagdad. - El primer ministro iraquí, el shiíta Nuri Al Maliki, advirtió que la ejecución de Saddam Hussein es un "asunto doméstico" y advirtió a los países árabes que han criticado su ahorcamiento de que su gobierno podría revisar sus relaciones. Al mismo tiempo, Maliki anunció el inicio de una ofensiva para recuperar el orden en Bagdad. Horas después se informaba de la muerte de 30 milicianos en la capital iraquí.
Maliki dijo en un discurso que Saddam había recibido un juicio justo y que su ejecución el 30 de diciembre beneficiaba la unidad de Irak. El premier, que aceleró los plazos para la ejecución de su antiguo enemigo, no mencionó a ningún país. Sin embargo, sus declaraciones se producen poco después de que el presidente egipcio, Hosni Mubarak, uniéndose a las críticas de otros países árabes sunitas, dijera que las imágenes de la ejecución eran "repugnantes y bárbaras".
"La ejecución del dictador es un asunto doméstico. Sólo incumbe al pueblo iraquí y rechazamos y condenamos todas las declaraciones oficiales y no oficiales realizadas por algunos gobiernos", replicó el primer ministro iraquí. "El gobierno iraquí podría tener que reconsiderar sus relaciones con cualquier país que no respete la voluntad del pueblo iraquí", agregó con severidad.
Nuevo plan para Bagdad
En el mismo discurso Maliki anunció un nuevo plan de seguridad
En el futuro no se permitirá a nadie portar armas salvo a las fuerzas de seguridad, anunció el premier, en evidente alusión a las milicias de algunos de los miembros antiestadounidenses del gobierno. En la amplia coalición de gobierno entran formaciones como el partido del clérigo shiíta Moktada Al Sadr, que cuenta con las milicias más poderosas del país.
Horas después del discurso del premier, la televisión estatal informó que el ejército iraquí había matado durante la jornada a 30 insurgentes y detenido a 8, cinco de ellos sudaneses, en un combate ocurrido en el mismo centro de Bagdad.
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