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sábado,
30 de
diciembre de
2006 |
Nadie estafó a Basile
El mundo de lo desconocido que propone la selección a cualquier entrenador que se estrena en el rubro no es nuevo para Alfio Basile. Esto no indica que no vaya a toparse con muchos obstáculos difíciles de superar. Pero tampoco que lo van sorprender con los vaivenes lógicos que siempre tienen los mismos compuestos: intereses al por mayor y algo de fútbol.
Coco sabía, cuando dio el sí por segunda vez, que la AFA debía cumplir su contrato con una empresa rusa durante los próximos dos años. Y que la nómina de futbolistas a convocar estaba directamente vinculada con las necesidades de los promotores europeos.
Nadie tiene por qué dudar de las trabas que aparecen y que surgirán, pero la absoluta inocencia del entrenador queda acotada por sus conocimientos más que amplios sobre el medio en el que le toca moverse. Sería un error considerar que a Basile lo tomaron por sorpresa.
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