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sábado,
30 de
diciembre de
2006 |
Peripecias, fútbol e intereses de un gran negocio en la selección
La presunta armonía que produjo en el seno de la AFA la llegada de Alfio Basile se diluye a pasos agigantados conforme el entrenador batalla por un plan de trabajo a contramano de las apetencias de los clubes, sean de la Argentina, de España o de la China.
Y para muestra un botón basta y sobra: sin que haya caído una sola hoja del almanaque de 2007 ya empiezan a trascender cortocircuitos que presagian densos nubarrones o, peor, tormentas de desenlace inciertos e inquietantes.
Basile, bien que se sabe y bien que lo dijo en simultáneo a su asunción, aspira a llevar a cabo un trabajo más o menos paciente y sistemático con un grupo de jugadores del ámbito local.
De tal suerte, entre lunes y miércoles estaría a su mando un plantel capaz de afrontar las competencias internacionales más exigentes o, en todo caso, de alternar con ese plantel que se da en llamar "la legión extranjera", vale decir, con un plantel de estrellas que en su enorme mayoría se desempeñan en Europa.
Se trataría, ciertamente, de una clara señal de revalorización a los torneos locales y a sus jugadores más destacados, pero antes que eso de una modalidad que dominó la escena durante varias décadas del siglo inmediato anterior y comenzó a languidecer a mediados de los noventa, hasta estar hoy en franca retirada.
Los seleccionados estables, que se entrenan semana a semana o en el peor de los casos mes a mes, no existen ni siquiera en los países ajenos al problema de los éxodos permanentes y masivos.
Un seleccionado de esas características no hay en Italia, ni en España, ni en Alemania, y así.
Lo más aproximado fue el de México que condujo Ricardo La Volpe, pero eso sí, recién en vísperas del Mundial 2006.
La cultura que prevalece hoy es la de los equipos conformados un par de días antes de cada amistoso de "fecha Fifa" y, como una gran concesión, un par de semanas antes de los torneos continentales.
Contra esa orientación, digamos universal, Basile lanzó al ruedo su petición de principios, probablemente confiado en el crédito adjudicado por quienes lo contrataron (Julio Grondona y Cía.) o ciegamente creído en la vigencia del célebre enunciado de que los seleccionados argentinos son "prioridad número 1".
¿Con qué se encuentra ahora?
Pues ahora se encuentra con que, amén de la creciente hostilidad de los clubes europeos (remisos a soltar alegremente a figuras por las que desembolsaron millonadas), los propios clubes argentinos ponen piedras en el camino en nombre de sus compromisos coperos, o lo que fuere.
De hecho, el porteñísimo Coco todavía no sabe a ciencia cierta de cuáles jugadores podrá disponer para el partido con Francia, previsto para el 7 de febrero de 2007 en París.
Entretanto va tomando nota de la sensación térmica: Vélez acaba de negar la cesión de un par de jugadores convocados para el seleccionado Sub 20 que debe afrontar un torneo sudamericano clasificatorio para los Juegos Olímpicos de Beijing.
¿Basile entrenador o Basile seleccionador?
Entrenador sí, seleccionador no, proclama Basile, pero a juzgar por las oscilaciones de la marea no está lejano el día en que le resulte perentorio modificar la opción, bajar las pretensiones o, como en el tango, saludar y volverse a casa. (Télam)
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