Opinión

Maestros mayores de obra

El arte de educar, al igual que el arte de construir, perdura más allá del “tiempo que dura la obra” y deja huellas que trascienden la vida misma de quien siembra. 

De la misma manera que en la arquitectura, depende del terreno sobre el cual uno trabaje el tipo de cimientos que se optará para crecer lo más alto posible. Y según las orientaciones del mismo, variará el proyecto.

Al igual que las construcciones, la enseñanza es un trabajo que no se hace solo. Así como la obra debe ser a la escala de quien la habite y quien la habita el que la termina; el arte de educar es un trabajo mutuo, único para cada vínculo, que se termina de construir mucho después de finalizada la tarea.

Pero la educación y el aprendizaje, por suerte, se diferencian bastante de la arquitectura.

Es que los espacios, desde la arquitectura, muchas veces se construyen levantando paredes; por el contrario la educación, muchas veces, implica derribar muros. De eso se trata entonces “El diario en el aula”, de derribar los muros que separan a la escuela de la realidad cotidiana, para acercarlas, para una mejor construcción del mundo.

G.S.