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sábado,
30 de
diciembre de
2006 |
De la primera egresada al rectorado de Scotto
A principios del siglo XX, Margarita Zatzkin se convirtió en la primera graduada de la UNC
Corría el año 1885, cuando Elida Passo, hija de un farmacéutico, y contra todos los prejucios y trabas impuestas, se recibía de la misma profesión de su padre. Había ingresado a la Facultad de Filosofía y Humanidades de la UBA, pero decidió pasarse con el tiempo a la carrera de farmacia, de la que finalmente se graduó.
Según reseña el estudio de Alicia Palermo sobre “Mujeres profesionales que ejercieron en Argentina en el siglo XIX”, Passo intentó ingresar en Medicina, pero al negársele la matriculación, decidió apelar esta decisión a la justicia, aunque su temprano fallecimiento le impidió graduarse de esta carrera universitaria.
De todas maneras, Passo se transformó así en la primera mujer inscripta en una universidad argentina, en tiempos donde la resistencia y la hostilidad a la presencia femenina en los claustros era el clima común que reinaba en aquella época.
De acuerdo al informe, en aquellos años el acceso femenino a la universidad se evidenciaba en las denominadas carreras menores, como obstetricia, odontología y farmacia, todas del área de la salud.
Precursora rusa
Años después, y también en la carrera de farmacia, Margarita Zatzkin se convertía en la primera egresada de la Universidad Nacional de Córdoba, una inmigrante rusa que en 1905 se diplomó de farmacéutico, y en 1909 de doctor en medicina, ambos títulos puestos en masculino.
Pero de la historia precursora de Zatzkin, al arribo de Carolina Scotto al rectorado de la universidad cordobesa tuvieron que pasar más de un siglo de luchas, historias y desencuentros. Como el caso del tradicional colegio universitario Monserrat, de Córdoba, que recién en 1998 abrió el ingreso de sus estudios secundarios a las mujeres, dándole fin a una larga cronología de reclamos judiciales por discriminación.
Hoy, la realidad indica que ellas son mayoría en casi todas las facultades. Incluso en aquellas históricamente ocupadas por varones, como las tecnológicas y las ingenierías, su presencia continúa constante aumento, aunque tal como destacan distintos informes nacionales e internacionales, aún son minoría, por distintos motivos, en los principales lugares de gestión académica y científica.
En el estudio, Palermo distingue cuatro períodos de la participación de las mujeres en los claustros. El primero, desde 1613 hasta principios del siglo XX, donde salvo excepciones, su presencia es prácticamente nula.
El segundo, que llega hasta fines de la década del 60, caracterizado por un incremento gradual de las universitarias, mientras que la tercera etapa (hasta mediados de los 80), evidencia un aumento marcado de las mujeres en las universidades argentinas, pasando del 30 al 50 por ciento de la matrícula.
Finalmente, el estudio de Palermo llega hasta el día de hoy, ya con un predominio de las mujeres en las facultades del país.
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