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domingo,
24 de
diciembre de
2006 |
Río Ceballos: nuevas alternativas serranas
Karina Primo
Desde Rosario se pueden realizar, durante todo el año, recorridos alternativos que se diferencian de los viajes tradicionales. En pocas horas se llega a la ciudad de Córdoba y tomando por la ruta E 53 nos aproximamos a Río Ceballos, la “ciudad dormitorio” como la llaman los cordobeses debido a los escasos 30 kilómetros que la separan de la “Docta”. Inmersa en las Sierras Chicas y en perfecta armonía con el paisaje, Río Ceballos es una de las propuestas para disfrutar en familia del tiempo libre, en las vacaciones o fines de semana.
Con un excelente criterio de recuperación en lo que a identidad respecta, la ciudad de Río Ceballos ha revalorizado las costumbres que la identificaron y le dieron el máximo desarrollo a principios de siglo XX, cuando las tradicionales familias de alto poder adquisitivo provenientes de Santa Fe, Buenos Aires y de la misma provincia de Córdoba se trasladaban a eclécticas y grandes mansiones para veranear y que, hoy luego de ser recicladas, forman parte de un interesante y rico circuito histórico.
Desde la cartelería de los principales comercios, monumentos y atractivos turísticos hasta los festejos de antaño reflejan el fervor de aquellos años esplendorosos.
Campeonato de bolitas
En febrero toda la ciudad se prepara para “jugar” el campeonato nacional de bolitas y balero, que ya es un clásico; en las esquinas y por las calles se pueden ver chicos vestidos con tiradores, pantalones cortos y boinas como se usaba en las primeras décadas del siglo pasado, arrodillados probando las mas diversas técnicas para hacer “chanta” y conseguir la bolita mas rara, invitando a jugar a los turistas.
También se pueden ver a los nostalgiosos de los “tiempos idos” atrapados por la música que suena por todas partes, haciendo que, de a poco, se produzca la mágica sensación de retroceder en el tiempo.
Caminar por la serpenteante avenida San Martín, escuchar recitales de cantantes, participar de un evento cultural en el Paseo Jorge Newbery, visitar el mercado de artesanías que reúne a los mejores artistas de la zona o conocer el interior de las antiguas iglesias y el complejo polideportivo son placenteras actividades que se pueden hacer a lo largo de todo el día.
Si de naturaleza se trata, Río Ceballos nos ofrece, a 650 metros sobre el nivel del mar, las 4.200 hectáreas que componen la Reserva Hídrica Natural La Quebrada, donde se puede hacer ecoturismo por senderos siguiendo los arroyos, cabalgatas, buceo, kayak y otros deportes náuticos no motorizados.
Resulta placentero internarse en las sierras para descubrir cascadas como la de Los Hornillos, Los Guindos y Los Cóndores, refrescarse en las hoyas de aguas transparentes y escuchar los sonidos de variadas especies de aves que viven en el bosque serrano y pastizales de altura.
Cursos de agua
Junto a los cursos de agua que forman la cuenca hídrica podemos encontrar uno de los primeros criaderos de truchas de la provincia, albergues de montaña y cálidas cabañas que junto a los hoteles de todas las categorías, casino, restaurantes y discos completan una exquisita oferta turística.
Desde Río Ceballos, continuando por la Ruta E 53, luego de atravesar la localidad de El Manzano, se gira en dirección oeste para transitar por 11 kilómetros uno de los caminos más pintorescos de las Sierras Chicas. Ahí aparece entre el verde intenso de los faldeos, la Capilla de Nuestra Señora del Rosario de Candonga. De una inigualable pureza, blanca, sencilla, casi tímida, Candonga en lengua de Castilla significa “la mula vieja que sirve poco para el trabajo”.
De proporciones reducidas, mirando hacia el naciente, una sola nave, el techo de bóveda de cañón corrido se prolonga en un representativo arco cobijo conformando el atrio; esbelta espadaña que alguna vez tuviera campana y las pircas abrazándola como cerco perimetral. Sin lugar a dudas el hermoso templo fue realizado por alguien con grandes condiciones, conocimiento y buen gusto.
En estas tierras compradas por don José Moyano Oscariz en 1720, no había nada construido, es entonces que se manda a levantar un casco de estancia llamado Santa Gertrudis, con capilla, corrales, huertas, viñedos y molino hidráulico para aprovechar el agua del río Candonga.
Es así que se convirtió en una de las estancias mas prósperas de la época colonial por la importancia de la molienda de trigo, crianza e invernada de mulas que llegaban desde las pampas para ser intercambiadas por la mas refinada platería, monedas de oro y obras de arte provenientes de las minas del Alto Perú.
Actividades agrícolas
Según algunos historiadores se puede afirmar que el lugar nunca perteneció a los Jesuitas; la orden de San Ignacio de Loyola, “competía económicamente” con ellos por realizar las mismas actividades agrícolas ganaderas a pocos kilómetros de distancia de las estancias que la Compañía de Jesús tenía en Santa Catalina, Colonia Caroya y Jesús María.
Sin embargo no se debe negar la influencia jesuítica que se percibe en las líneas arquitectónicas de la refinada “Candonguita” como se llama a esta verdadera joya del patrimonio cultural declarada Monumento Histórico Nacional (1941).
En lo que era el casco de Santa Gertrudis actualmente funciona un restaurante que ofrece sabrosos platos de cocina criolla del más alto nivel y la posibilidad de ver los fuertes muros de adobe, recintos que recrean el sencillo mobiliario rural, el funcionamiento del reconstruido molino hidráulico y las formas de vida de la época colonial.
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Fotos
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Río Ceballos ofrece con su tranquilidad una manera diferente de disfrutar las sierras.
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