Año CXXXVII Nº 49333
La Ciudad
Política
Información Gral
El Mundo
Opinión
La Región
Policiales
Cartas de lectores



suplementos
Ovación
Señales
Economía
Escenario
Mujer
Turismo


suplementos
ediciones anteriores
Turismo 17/12
Mujer 17/12
Economía 17/12
Señales 17/12
Educación 16/12
Estilo 16/12
Salud 13/12
Autos 30/11
Página Solidaria 29/11
Chicos pero grandes 11/11

contacto

servicios
Institucional

 domingo, 24 de diciembre de 2006  
El mejor regalo

Se acercan los festejos de fin de año y el clima social cambia. Termina un ciclo lectivo, se organizan las vacaciones, se programan salidas al aire libre y encuentros con familiares y amigos. Estos tiempos motivan hacer un balance y un replanteo de objetivos. Algunas veces descubrimos que las expectativas pensadas para el año vivido no fueron cubiertas. Para no correr el riesgo de caer en mortificaciones o tristeza por lo no logrado, lo más saludable será concentrarnos, fundamentalmente, en todo lo que se disfrutó y superó.

No es poco común subestimar los pequeños detalles de la vida cotidiana porque los tenemos siempre, y sólo valorarlos cuando escasean o nos vemos privados de ellos. Si en cambio nos fortaleciéramos en los aspectos positivos, alimentaríamos nuestro buen ánimo y tendríamos la gratificación de poder compartir nuestra alegría con otros.

Esto lo trasladamos indefectiblemente a la familia. ¡Cuántas veces atendemos necesidades básicas de nuestros hijos con mucho empeño y postergamos la transmisión de la alegría de vivir! Le podemos dar el mejor confort, los mejores regalos, lo que no tuvimos de niños, pero si los privamos de un ambiente acogedor y cordial que les permita crecer con felicidad, correríamos el riesgo de opacar todas nuestras buenas intenciones.


Un clima feliz
La ansiedad, las exigencias desproporcionadas, la comunicación violenta, el trato peyorativo, la falta de escucha, el desinterés por sus inquietudes coartan el sueño de un clima familiar feliz. El mejor legado que podemos dejarles a nuestra descendencia será lograr un medio propicio para que puedan conciliar una personalidad sólida, tenaz y alegre, capaz de gozar de cada momento de su vida.

Empecemos por nosotros mismos dándonos la oportunidad de construir nuestra propia felicidad. Y para con nuestros hijos, buscar palabras de estímulo, abordar conflictos con humor, propiciar la expresión de emociones y sugerir dando razones válidas para enfrentar dificultades. En la medida que los ayudamos, nos estaremos ayudando. Regalemos a nuestra familia, para este fin de año, el respeto a su felicidad, generando espacios de contención y escucha cariñosa.

Alicia Caporale

Licenciada en Educación


enviar nota por e-mail
contacto
Búsqueda avanzada Archivo


Ampliar FotoFotos
Ampliar Foto




  La Capital Copyright 2003 | Todos los derechos reservados