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domingo,
24 de
diciembre de
2006 |
Mesa navideña: los excesos hacen que la fiesta acabe
Por estas latitudes, se suele comer y beber durante las fiestas de fin de año lo que no se comió ni se bebió durante el resto. Si a eso se agrega perder el control de las cantidades y el calor veraniego, el resultado es un decidido aumento de las urgencias gastroenterológicas.
La seguidilla que agrupa las despedidas del año laboral, la Navidad, el Año Nuevo, Reyes, la llegada de las vacaciones y todos los demás acontecimientos que se agregan por estas fechas en cada familia parecen predisponer al exceso, en el marco de una tradición casi folklórica en la que reunirse para festejar significa comer y beber.
Pero además, las tradiciones europeas, a las que la cultura occidental suma las imágenes de paisajes nevados, de un Papá Noel abrigado hasta con la barba, y con una mesa en la que abundan turrones y frutas secas -de alto contenido de lípidos, como el maní, la nuez, las castañas, más apropiadas para las épocas invernales en las que el cuerpo requiere más calorías- aparecen algo disociadas del tórrido calor que suele predominar en estos diciembres del hemisferio sur.
Consultado por el tema, el gastroenterólogo Jorge Bosch, ex médico de planta del Hospital de Clínicas, Buenos Aires, comenta que "hay un pico de urgencias gastroenterológicas entre los primeros días de las fiestas porque la gente hace desarreglos alimentarios y trasgresiones. O bien come en abundancia, o come cosas a las que no está acostumbrada", afirma.
El protagonismo lo asumen quizás los excesos en la ingestión de alcohol y de comidas ricas en grasas: "Nosotros -señala en referencia a las costumbres locales- solemos comer comidas extemporáneas para el calor del verano, y entonces es frecuente que se tengan crisis de colecistitis y colestasis". Este tipo de afecciones se dan por sobreexigencia de la vesícula biliar, órgano en el que se almacena la bilis procedente del hígado y se la libera al tracto digestivo a la altura del intestino delgado, a la salida del estómago.
Las personas que hayan tenido problemas con la vesícula biliar están, entonces, entre las primeras que deben cuidarse especialmente, como también quienes padezcan algún tipo de diverticulitis, ya que según afirma el especialista consultado, también éstas se hallan entre las urgencias más habituales en los hospitales.
Cuerpos extraños
Por otra parte, y entre otros accidentes, "son frecuentes los cuerpos extraños que quedan alojados en la faringe o el esófago, y es preciso retirarlos, a veces por medio de una endoscopía", señala Bosch. Efectivamente, no deben minimizarse los peligros de tragarse un hueso, especialmente los de pollo, que se trituran y astillan fácilmente, como también con los escarbadientes, en las comidas que se presentan armadas con ellos.
El consejo posible es de lo más sencillo: masticar bien, con lo que se evita la introducción de sólidos potencialmente peligrosos y se facilita, además, la digestión de los alimentos.
Contra el mito, el doctor Bosch afirma que "no se puede decir que sea más peligrosa una indigestión en verano que en cualquier otra época del año". Sin embargo, lo que sí es cierto es que el calor y la acción del sol pueden facilitar los trastornos gastroenterológicos.
Es importante no exponerse al sol inmediatamente después de que se ha comido, ya que esto puede provocar una fuerte indigestión, con un cuadro de cefaleas y vómitos. Según el especialista, ninguno de estos síntomas se debe menospreciar, y se debe concurrir al médico.
Programar qué se va a comer en los encuentros de estas fiestas forma parte de la prevención en salud. Entre las recomendaciones posibles destaca la de contemplar una dieta más apropiada para las condiciones climáticas locales, utilizando carnes magras, incluyendo verduras, y basada en platos fríos.
La tentación de romper la dieta habitual es especialmente peligrosa -y puede llegar a ser fatal- para quienes padecen enfermedades crónicas, como la hipertensión o la diabetes, o que han tenido algún episodio cardiovascular. Por último, el especialista recomienda "ser juiciosos, como durante el resto del año" con el consumo de comidas grasas y de alcohol.
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