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 domingo, 24 de diciembre de 2006  
El país explora una nueva tendencia mundial en turismo
Campesinos y lugareños guían a los visitantes por valles y quebradas norteñas y muestran su cotidianeidad

El turismo comunitario se ha convertido en una nueva tendencia a nivel mundial, y en la Argentina las autoridades no quieren desaprovechar la posibilidad de ofrecer al resto del mundo la oportunidad de conocer y adentrarse en la selva chaqueña, en la Puna jujeña o en los Valles Calchaquíes salteños, de la mano de sus pobladores originarios.

Así, el turista no solo viaja para conocer un atractivo lugar, sino que interactúa, convive y aprende las costumbres locales, muchas de ellas ancestrales, y tiene como guías a los verdaderos actores de la región que visita.

"Es un proyecto nuevo pero se enmarca en el plan de turismo sustentable. Tiene unas cuantas virtudes que lo diferencian de la actividad turística convencional, entre las que se destaca su gran poder distributivo, su autogestión y su interculturalidad y sustentabilidad", subrayó la directora nacional de Desarrollo Turístico, Valeria Pelliza.

El turismo comunitario abarca a emprendimientos de desarrollo local de los espacios rurales por parte de pueblos indígenas y comunidades criollas que tienen interés en incursionar en la actividad turística como medio complementario de vida.

Así, en Salta hay una Red de Turismo Campesino que lleva a los visitantes a recorrer los mejores paisajes de los Valles Calchaquíes, compartiendo con su gente, conociendo sus tradiciones y costumbres y participando de una experiencia de apoyo al desarrollo local.

Se encuentran involucradas en ese proyecto 50 familias campesinas, residentes en 12 comunidades en un territorio de 100 kilómetros cuadrados, en las cercanías de los pueblos de Angastaco, San Carlos, Animaná y Cafayate.

En Jujuy, existe una experiencia similar en el norte del departamento de Humahuaca, en las cabeceras del río Grande: son unas 60.000 hectáreas, entre los 3.200 y los 3.700 metros de altura sobre el nivel del mar, rodeados por altas cumbres.

Allí, los interesados en conocer la cultura de los pueblos indígenas pueden participar de sus vivencias y costumbres, integrándose a la vida cotidiana del habitante local, no sólo viviendo y comiendo con él, sino participando en las actividades agrícolas, como la siembra y cosecha de cultivos, crianza de sus animales y mantenimiento de las acequias.

Lo mismo sucede si uno se acerca a la región del Teuco-Bermejito, en el Chaco, donde viven tobas y criollos, la llamada Mesopotamia chaqueña, por la variedad e intensidad de sus verdes.

"Existe una demanda creciente a nivel mundial, de europeos sobre todo, de tener experiencias distintas. Es un segmento de mercado cada vez más importante", destacó Pelliza, quien consideró que "hay una gran oportunidad y mucha potencialidad en Argentina". (DyN)
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