El cazador oculto: "Lo mejor es tener un poco de paciencia"

Ricardo Luque / La Capital

Paciencia. Una virtud imposible en los tiempos de autos veloces, teléfonos celulares y banda ancha. A quién se le ocurre que se puede esperar, y no importa qué, una hamburguesa con fritas, un taxi una noche de lluvia o una novia impuntual, es lo mismo. La ansiedad puede alcanzar picos que ni una sobredosis de Rivotril es capaz de calmar. Lo sabe el ama de casa, que no soporta tener que hacer cola en la verdulería para comprar medio kilo de tomates perita, y también el oficinista, que da vueltas como un león enjaulado mientras espera que se desocupe el cajero automático. Si hasta esperar que Marcelo Tinelli saque del sobre el resultado de la votación del público de "Bailando por un sueño" puede provocar un pico de presión. No hay corazón que aguante. Entonces por qué los pobres parias a los que el destino obligó a vivir en el interior les piden paciencia. Que esperen. Que hagan caso omiso a las campañas publicitarias que inunda los diarios, las radios, la televisión. Nadie les dijo que no hay peor veneno para envenenar un alma sensible que la propaganda. Se ve que no, o peor, que no les importa. Lo cierto es que por más que las pantallas de los canales bombardeen con las colas de "Niños del hombre", "Infection" y "El gran truco", por más que los comentaristas de cine hablen de las películas hasta que se queden sin palabras, por más que las revistas especializadas ilustren sus tapas con sus estrellas, difícilmente tengan chances de verlas los que viven más allá de la General Paz. Y pasará lo mismo con otros títulos, tanto o más esperados que estos. O alguien es capaz de asegurar cuando llegarán a la ciudad "Diamante de sangre", la última película de Leonardo Di Caprio, o "La dalia negra", el policial con Scarlett Johanasson. Difícil. Tanto como apostar a ganador cuando se trata de la fecha de estreno de "Babel", la premiada realización de Alejandro González Iñárruti, o "Borat", la polémica comedia que tantos dolores de cabeza le causó a Sacha Baron Cohen. Y es así porque las pocas copias de las películas de las que disponen los distribuidores viajan a la costa o a las sierras. Y no de vacaciones, nada que ver, van persiguiendo a los turistas que están de vacaciones. Que tienen tiempo libre, y lo más importante, dinero suficiente, para ir al cine. Para el resto, no queda más que perderle paciencia. Algo que a esta altura del año ya no queda.