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sábado,
16 de
diciembre de
2006 |
Editorial
El dilema de la energía
Los inconvenientes que crea a la sociedad rosarina la escasa eficiencia de la EPE tienen correlato a nivel nacional. La imprevisión parece haber sido la constante en un área crucial, que requiere planificación e inversión para satisfacer el notable incremento de la demanda, vinculado con la reactivación económica.
Uno de los problemas más acuciantes que desvelan a los argentinos del presente es la crisis energética. En el marco de la reactivación económica actualmente en marcha la carencia de una infraestructura adecuada constituye, en efecto, un gigantesco lunar en un rostro cuyo rasgo más notorio en los últimos tiempos ha solido ser la sonrisa. Pero no se trata de un detalle menor el que se observa: a los graves inconvenientes que la imposibilidad de satisfacer el natural incremento de la demanda les ha generado a muchas empresas debe agregársele el perjuicio que se les crea a los usuarios particulares. Rosario, víctima constante de los desmanejos de la Empresa Provincial de la Energía (EPE), puede brindar contundente testimonio de tan penosa situación.
Días pasados, el propio interventor de la compañía estatal santafesina efectuó una confesión ampliamente reveladora de la impotencia que parece ser el signo distintivo de las acciones llevadas adelante por la EPE. Luis El Halli Obeid admitió que sólo el período vacacional permitirá que los permanentes cortes de energía -oprobio de estos días para los rosarinos- disminuyan o incluso desaparezcan. Claro que la razón por la cual se produciría tan bienvenida circunstancia no se vincula con la puesta en funcionamiento de soluciones efectivas por la propia compañía sino con el sencillo hecho de que a partir del 10 de enero-fecha mencionada por el mismo interventor- disminuye abruptamente la demanda como consecuencia de la cantidad de gente que parte de la ciudad para gozar de sus vacaciones y, también, de las licencias que se toman mayoritariamente en esta época aquellos que trabajan en la administración pública.
No resulta complejo adjetivar el comentario oficial: lo curioso es que, en este caso, cualquier calificativo de índole crítica resultaría obvio, redundante, tautológico. El Estado debe reformular con urgencia la distribución presupuestaria y destinar los recursos que sean necesarios para evitar la continuidad de tan gravoso problema.
Mientras tanto, y en concordancia con lo que ya se ha hecho público en Santa Fe, se supo días pasados que el gobierno nacional les estaría requiriendo a las empresas de mayor consumo que reduzcan el uso de energía, a partir de los nefastos efectos que sobre el sistema provoca el gran calor de estos días. También en este caso se estaría procurando remediar con un parche lo que debe ser resuelto con políticas concretas, con base en la planificación y la inversión. El Estado es responsable de lo que sucede, por la imprevisión y liviandad que han caracterizado hasta ahora a su comportamiento en un área ciertamente clave.
No se curará con aspirinas al enfermo grave. La energía es prioridad uno.
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