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 sábado, 16 de diciembre de 2006  
Tensión en el Altiplano.Choques entre opositores y partidarios del presidente Evo Morales causan 55 heridos
Secesionistas bolivianos amenazan con desconocer la nueva Constitución
Multitudinarias marchas de las provincias rebeldes a favor de la autonomía. El gobierno convocó a una reunión

La Paz. - Cuatro cabildos populares que reunieron a cientos de miles de personas en el oriente y sur de Bolivia decidieron ayer que si el gobierno no retrocede en sus intentos de controlar el sistema de aprobación de una nueva Constitución la desconocerán y se darán gobiernos autonómicos de hecho. La concentración más numerosa tuvo lugar en la oriental ciudad de Santa Cruz, la más poblada del país, donde según sus organizadores los asistentes se acercaron al millón de personas. Esta convocatoria se vio ensombrecida por un enfrentamiento previo entre opositores y partidarios del gobierno, que dejó al menos 55 heridos. Ocho de los accidentados presentan heridas de bala. La tensión social en aumento llevó al presidente Evo Morales a convocar a una reunión con la oposición para intentar poner fin a la crisis.

El el multitudinario acto en Santa Cruz, el prefecto (gobernador), Rubén Costas, pidió a la población que responda si está de acuerdo con ignorar esa nueva Constitución si es sólo aprobada por la mayoría oficialista en la Asamblea Constituyente, a lo que la población cruceña respondió al unísono "sí". Inmediatamente, empezó a gritar "autonomía, autonomía", ante una segunda pregunta de Costas sobre si está de acuerdo en darse un gobierno autonómico de hecho, en caso de que el presidente Evo Morales no oiga la exigencia aprobar una Constitución de consenso.

Las mismas ceremonias masivas se realizaron en las capitales de Beni, Tarija y Pando, donde la población se manifestó en igual sentido ante las consultas de sus gobernadores. Las organizaciones cívicas que organizaron los cabildos hacen la exigencia al Movimiento al Socialismo (MAS) de Morales de que la nueva Constitución sea aprobada al menos por dos tercios de los votos de los asambleístas.

A raíz de estas protestas se desataron enfrentamientos entre opositores y partidarios de Morales, que dejaron al menos 55 heridos, ocho de ellos de bala. Varios de los heridos son periodistas. Los partidarios del gobierno mantenían cortada una carretera con Santa Cruz en el oriente.

En ciudades andinas del oeste como Potosí y el Alto hubo marchas en favor de Morales y de condena a las demandas autonomistas. En los discursos opositores se escucharon duras condenas al presidente de Venezuela, Hugo Chávez, quien la semana pasada dijo en Bolivia, que si Morales corre riesgo, su gobierno "no se quedará de brazos cruzados".

Los oradores acusaron a Morales de poner en riesgo la unidad del país por la intromisión extranjera. El gobierno había dicho que la protestas regionales ponían en riesgo la integridad de Bolivia al alentar llamados a la secesión. "La unidad también está en peligro porque nos impondrán otros himnos y otras banderas y se buscará imponer otros presidentes que no sean nuestros", dijo el prefecto de Tarija, Mario Cossío en su alocución. "La única independencia que le pedimos al presidente (Morales) es de Cuba y Venezuela", señaló el prefecto de Beni, Ernesto Suárez. "Nadie podrá cambiar su bandera menos entregarla a imperios norteños y caribeños", sostuvo Germán Antelo, presidente del Comité Cívico de Santa Cruz.

Las asambleas populares culminaron casi un mes de protestas que comenzaron en noviembre contra una disposición aprobada por el Movimiento al Socialismo (MAS), de Morales, en la Asamblea Constituyente que le permite a su mayoría absoluta (137 de los 255 asambleístas) sancionar una nueva constitución sin la oposición.

Las fuerzas opositoras exigen que la sanción se haga por dos tercios de los votos del foro, al señalar que eso es lo que indican la constitución actual y las leyes.

Los discursos fueron interrumpidos por gritos de la multitud a favor de las autonomías y de los dos tercios de voto. "Este no es un grito de independencia, sino de unidad porque nos quieren imponer visiones foráneas", dijo el prefecto de Santa Cruz, Rubén Costas.

La multitud en Santa Cruz, casi en su totalidad vestida uniformemente con camisetas y leyendas alusivas a la exigencia de dos tercios y a la demanda de mayor autonomía, dio a la concentración un aspecto vistoso y alegre, a veces mas carnavalesco que cívico, en medio de atronadores sistemas musicales y fuegos artificiales ensordecedores.

El tema común de los participantes parecía ser la convicción de que una mayor autonomía garantizará a las regiones bolivianas mayor progreso económico. El rico departamento de Santa Cruz de 1,3 millón de habitantes es el bastión de esa demanda.

En medio de ese clima de tensión, el jefe de los diputados oficialistas, César Navarro, anunció que el presidente llamará a una cumbre política el lunes para buscar salidas a la crisis. A la reunión fueron convocados líderes regionales, los nueve gobernadores del país y dirigentes políticos. Navarro indicó que del encuentro debería salir un acuerdo por la unidad del país y una norma "flexible" que permita aprobar la nueva Constitución en la Asamblea Constituyente.

Morales tomó la decisión tras reunirse con asambleístas de su partido, el MAS, en la ciudad de Sucre, al sur de Bolivia. "La oferta que estamos haciendo es reunirnos con constituyentes, dirigentes cívicos y prefectos de cara al país para buscar un acuerdo político de unidad nacional", dijo Navarro a la televisión estatal. Sin embargo, el representante del MAS, Román Loayza, dijo no estar al tanto de la oferta gubernamental.

La Asamblea Constituyente, una demanda de movimientos sociales que se remonta a la década pasada, fue elegida en julio para redactar una nueva carta fundamental y definir los alcances de un régimen de autonomías, que en un referendo simultáneo fue respaldado por sólo cuatro de los nueve distritos de Bolivia.

Morales prometió que la "refundación" de Bolivia a través de una nueva Constitución que dará mayor participación a los indígenas en la vida estatal y consolidará las reformas políticas y económicas ya iniciadas. Pero la crisis, que ya se prolonga casi un mes, mostró la tensión entre una postura indigenista y una posición nacional-popular que empieza a resolverse, de manera preocupante, en una tendencia que puede restarle legitimidad y apoyo a las reformas del gobierno.
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Un millón de personas se pronunció por la autonomía de Santa Cruz.

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