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 sábado, 16 de diciembre de 2006  
El Papa reconoce "virtudes heroicas" de fray Mamerto Esquiú

El Papa Benedicto XVI firmó hoy el decreto que reconoce “las virtudes heroicas” de fray Mamerto Esquiú, quien de comprobarse un milagro por su intercesión puede ser declarado “beato” en 2007, primer paso a la santidad, informaron fuentes vaticanas.

“Se ha dado un paso muy importante en el progreso de beatificación”, confirmó el vicepostulador de la causa, fray Jorge Martínez.

El religioso franciscano destacó que, de aprobarse el milagro en estudio, el orador de la Constitución puede convertirse en beato en 2007, al igual que el cacique mapuche Ceferino Namuncurá cuya causa está en la misma instancia.

El decretro que rubricó el Papa reconoce la “heroicidad de las virtudes” teologales -fe, esperanza y caridad- y cardinales -prudencia, justicia, templanza y fortaleza-, y hace que Esquiú pase a tener el tratamento de “venerable”.

A Esquiú se le atribuye interceder en la cura de una persona, cuyo nombre permanece en reserva, con un diagnóstico de trombosis de retina que le produjo ceguera irreversible. El “milagro” de recuperar la visión se dio en la localidad de San Antonio, departamento Esquiú, provincia de Catamarca.

Mamerto de la Ascensión Esquiú nació el 11 de mayo de 1826 y, tras ingresar al noviciado del convento franciscano de Catamarca, celebró su primera misa el 15 de mayo de 1849.

Al predicar en 1853 el famoso sermón de la Constitución, donde pidió concordia y unión para los argentinos, su fama alcanzó trascendencia nacional, que le propusieron un sinnúmero de cargos públicos.

Sin embargo, Esquiú prefirió la vida austera y se recluyó en un convento de la localidad boliviana de Tarija.

En 1872 renunció a la designación como arzobispo de Buenos Aires y en 1879 intentó hacer lo mismo con el nombramiento como obispo de Córdoba, pero el entonces nuncio apostólico le recordó que era voluntad del pontífice, por lo que aceptó diciendo: “Si el Papa lo quiere, Dios lo quiere”.

Esquiú murió el 10 de enero de 1883 en la localidad catamarqueña de El Suncho.

Mientras que sus restos mortales descansan en la catedral de Córdoba, el corazón “incorrupto” del religioso permanece en el convento franciscano de Catamarca. (DYN)
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