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sábado,
16 de
diciembre de
2006 |
Piden solidaridad de la Iglesia
para las víctimas de abusos
El predicador personal de Benedicto XVI pidió ayer al Pontífice declarar un día de ayuno y penitencia para expresar la solidaridad de la Iglesia Católica con las víctimas de abuso sexual a manos de clérigos.
En su ponencia, el padre Raniero Cantalamessa denunció las "abominaciones" cometidas dentro de la Iglesia "por sus propios ministros y pastores" y declaró que la institución ha "pagado un alto precio por esto".
"El momento ha llegado, tras la emergencia, para hacer lo más importante de todo: llorar ante Dios", expresó Cantalamessa en una charla prenavideña en una capilla del Vaticano. El Papa estaba entre el público.
El Vaticano dijo que no tenía comentarios inmediatos sobre el discurso, del que Cantalamessa envió algunas copias a reporteros de la Santa Sede.
Cantalamessa sugirió que la Iglesia "indique un día de ayuno y penitencia, a nivel local y nacional, donde el problema haya sido particularmente fuerte, para expresar arrepentimiento ante Dios y solidaridad con las víctimas".
También criticó al clero ostensiblemente penitente que, según expresó, "busca sacar provecho del escándalo, incluso beneficiándose de sus propios pecados, al conceder entrevistas, escribir libros con sus memorias en un intento por culpar a sus superiores y a la comunidad religiosa".
Un grupo de defensa de víctimas de abuso sexual por miembros del clero dijo que la Iglesia debería hacer más que sólo exhortar a la penitencia y al ayuno. (AP)
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