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sábado,
25 de
noviembre de
2006 |
Autoestima y reconocimiento
Para la supervisora del nivel de adultos de la Región VI de Educación, Raquel de la Fuente, de la reunión entre la escuela carcelaria y la nocturna primaria, hay que rescatar “el encuentro en sí, la cuota de autoestima para los internos y la posibilidad de visualizar otra realidad, y tener otra mirada de lo que pasa en una cárcel para los alumnos que la visitaron”.
Además de coincidir con el director Raúl Lemos de que se trata de la primera visita de una escuela nocturna a la de la cárcel de Riccheri y Zeballos, De la Fuente considera que “la experiencia debe replicarse con otras escuelas, porque esto beneficia a la educación de los internos, y porque se sienten reconocidos por otros”; y destaca además el marco de trabajo de aprendizaje generado desde el proyecto “El diario en el aula”, en especial por “posibilitar este reconocimiento humano donde todos salimos enriquecidos”.
Durante el taller en común que protagonizaron los alumnos de la Escuela Nº 2.003 y la Nocturna Primaria de zona norte de Rosario, los docentes de una y otra institución resaltaron el trabajo compartido, donde no hubo distinciones a la hora de sentarse a la mesa a escribir, el intercambio de miradas sobre un mismo hecho y la oportunidad de redactar una noticia en común que hablara de ellos.
Este juego de reconocimientos, primero de persona a persona y luego de alumno a alumno fue clave para pensar en la posibilidad de nuevos encuentros y actividades.
Sin embargo, este tipo de experiencias seguramente se verán enriquecidas con la suma de otras instituciones que tiene la tarea de colaborar en la inserción de los internos. Se trata de una señal clave para que la escuela no trabaje sola.
Actitud positiva
Los comentarios de la supervisora, directivos y educadores concuerdan con otras de las conclusiones reunidas en el seminario impulsado por Educación nacional “Problemas significativos que afectan la educación en establecimientos penitenciarios”, cuando se describe la actitud positiva de los internos hacia la escuela, en especial de ingresar por propia decisión a las clases y participar de actividades recreativas y culturales.
Es que según se indica en este trabajo, “cuando la motivación es alta, las capacidades cognitivas permiten que los alumnos se apropien sin mayores dificultades de los contenidos presentados, a pesar de la precariedad escolar de origen”. De todas maneras, también se advierte que existen actitudes antagónicas, como el desinterés y el desgano.
Entre los factores que operan de manera negativa a la hora de aprender el estudio nacional, del que participaron las distintas jurisdicciones, apuntan a “la inestabilidad emocional y la discontinuidad en la asistencia”. Esta última variable está seguida del abandono y encuentran su causa más inmediata en los traslados o el logro de la libertad. “La permanencia de los internos en una unidad determinada es incierta, puede ser transitoria y es siempre no previsible, ya que depende de la situación procesal y de factores relacionados con su vida en el penal”, precisa el informe.
A pesar de estas características que rodean a la educación carcelaria, se acuerda en decir en el estudio que “el trabajo educativo, en tanto ámbito democrático de reconstrucción de la identidad y construcción de ciudadanía, constituye la provisión del tiempo y del espacio para la consolidación de una una respuesta positiva”.
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