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sábado,
25 de
noviembre de
2006 |
Negocios. Luces rojas por la controvertida venta de la cooperativa al Grupo Soros
Kirchner prefiere que Sancor sea de capitales nacionales
Un hombre cercano al presidente opinó que se deben priorizar las ofertas de capitales nacionales
Julio Villalonga
La noticia de que la cooperativa lechera Sancor podría quedar en manos del grupo del inversor húngaro-norteamericano George Soros encendió varias luces rojas en el tablero de comando del Gobierno nacional. Uno de los hombres más cercanos al presidente Néstor Kirchner se interesó esta semana en el tema y el eje de su análisis fue el siguiente: "Si la oferta de Soros es parecida a la de algún grupo de capitales nacionales, hay que priorizar al capital nacional".
La frase, disparada este viernes en una oficina del primer piso de la Casa Rosada, anticipa que no se desarrollará sin obstáculos la controvertida operación.
Sucede que el alto funcionario K se está haciendo, por estas horas, una serie de preguntas. La primera se relaciona con unas declaraciones de los portavoces de Adecoagro, la empresa controlada por el Grupo Soros, quienes primero aseguraron que no existía ninguna oferta comparable a la de ellos e, inmediatamente después, cuando se les señaló que estaba sobre la mesa la del grupo argentino Petersen, retrucaron que había sido presentada fuera de término.
El colaborador del presidente Kirchner sabe, ya, que la oferta del grupo Petersen -o Eskenazi- es comparable. Y que fue presentada a tiempo. Ahora bien, ¿por qué entonces los voceros de Soros la negaron y luego la descalificaron?, se preguntan en las cercanías del despacho presidencial. ¿Informaron a los cooperativistas de la oferta del Grupo Eskenazi? Si no lo hicieron, ¿estamos frente a un caso de administración negligente o de lisa y llana corrupción?, insistieron.
Y aquí comienzan a develarse algunos aspectos poco claros de una negociación en la que son protagonistas algunos directores de la cooperativa y los representantes del grupo Soros.
Adecoagro propuso a los dirigentes de la cooperativa el pago de 70 millones de dólares a los bancos acreedores, que reclaman 200 millones. Y un aporte para capital de trabajo de otros 50 millones de dólares. A cambio, los cooperativistas -unos 1.600 pequeños y medianos productores- tendrían una participación accionaria que rondaría el 38% del paquete.
La propuesta de Eskenazi no se concentra en el monto a pagar a los bancos, aunque garantiza que negociará con ellos hasta llegar a un acuerdo definitivo con todas las variantes financieras disponibles. El plan del grupo argentino incluye un aporte de capital de trabajo superior al del grupo Soros, de 60 millones de dólares, y un mínimo de 25% de participación accionaria a los cooperativistas. Además, los cooperativistas se quedarían con una opción de compra de acciones adicional, con lo cual podrían incrementar su participación en la sociedad.
Una contra otra, las ofertas son distintas pero parece difícil que alguien pueda afirmar que la de Soros no tiene competencia. Lo extraño del caso es que los portavoces de la dirección de Sancor se hayan mostrado decididamente a favor de cerrar con Adecoagro y desestimaron o directamente silenciaron la existencia de la propuesta de los Eskenazi.
La pregunta, insistimos, se impone: ¿hay alguna condición más, de peso, en la oferta de Adecoagro, que no se haya difundido?
El presidente de la Federación Agraria Argentina (FAA), Eduardo Buzzi, se mostró en línea con las preguntas que se hace el Ejecutivo nacional. "Uno empieza a preguntarse -dijo- qué pasa al interior de Sancor que no fue considerada una propuesta similar o superior a la de Soros presentada por Eskenazi, que garantizaba que la principal empresa láctea quedara en manos argentinas".
Buzzi agregó que no se pueden discutir las estrategias y políticas de la lechería argentina "con empresas cuyas casas matrices estén ubicadas en Europa o en Estados Unidos".
A esta altura está claro que el mero hecho de ser una empresa de capitales nacionales no garantiza el éxito en la gestión, pero la advertencia de Buzzi no debería caer en saco roto.
Sería oportuno preguntarse, también, cuál será la actitud de los bancos de Santa Fe, Suquía, Nación y el Provincia de Buenos Aires en el comité de bancos acreedores. ¿Van a refinanciarle con quita a Soros o le reclamarán que pague el 100% de la deuda, más intereses? Y otra cuestión interesante, de cara a una eventual compra de Soros, sería la vinculada a la provisión de gas, un insumo clave en la industria lechera. Si Sancor sigue como cooperativa pero en manos extranjeras, ¿pagará el gas a precio subsidiado como hasta ahora? Los argentinos, ¿no terminarían subsidiando a Soros, entonces?
La pata financiera
Buenos Aires Capital Partners (BAC) es la otra pata de las fulminantes negociaciones entre el grupo Soros y los directores de Sancor. BAC ha participado en muchas operaciones de compra hostil de empresas argentinas por parte de "fondos buitre".
Para el gobierno nacional, la solución del "caso Sancor" debería estar en manos de los gobiernos de Santa Fe y Córdoba, pero mientras eso sucede la Comisión Nacional de Valores (CNV) que preside Eduardo Hecker, un economista muy respetado por Kirchner, se prepara para recibir la información sobre la compra que debería enviarle Adecoagro, la empresa de Soros.
La lupa de Hecker, un funcionario que mostró capacidad y honestidad a su paso por el Banco Ciudad, está lista para analizar en detalle los pormenores de la operación.
Y la Justicia federal es el otro ámbito en el que, muy probablemente, termine discutiéndose esta asociación, que dejaría al 70% de la industria láctea argentina en poder de grupos extranjeros cuando la solución -con la economía nacional en franco progreso- bien podría estar en manos locales.
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Las negociaciones entre Sancor y Soros impactaron en el gobierno.
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