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 domingo, 19 de noviembre de 2006  
[Nota de tapa] - El cercano oeste
Un barrio con corazón de pueblo
Belgrano cumple 115 años. Fue fundado como una urbanización y el diseño de sus calles y plazas principales se mantiene desde entonces

Lisy Smiles / La Capital

La historia siempre está. Ocurre y alguien la recuerda, la investiga, y decide escribirla. "Rosario no tuvo fundación", suele escucharse cuando se pregunta por los orígenes de la ciudad. El dato histórico al respecto, ese que no logra encontrarse, es objeto de eternas discusiones. Mientras, fronteras adentro hay historia para rato. Algunos de los barrios que componen el territorio rosarino sí fueron fundados, y, claro, tienen su historia. Uno de ellos es Belgrano, que acaba de cumplir sus flamantes 115 años.

A través de documentos oficiales y huellas territoriales pero sobre todo de la memoria de sus habitantes, barrio Belgrano puede hoy contar su historia. El 8 de noviembre de 1891 fue su fecha de fundación y por entonces recibió el nombre de Eloy Palacios, un comerciante y terrateniente de la zona. Nicasio Vila fue su fundador y claramente su mentor. En la nota que dirigió a la intendencia rosarina explicando su propuesta adjuntó un plano donde definió el trazado de calles, avenidas y hasta del corazón verde de la urbanización: las cuatro plazas.


Los primeros
Wildemar Bengochea nació en barrio Belgrano, trabajó en la compañía de tranvías de la zona y se jubiló dentro del gremio metalúrgico. Pero sin dudas su pasión pasa por contar la historia del barrio. En 2001 logró concretar una publicación donde da cuenta de los orígenes y hechos clave en el desarrollo de este territorio ubicado en el oeste de la ciudad.

Así, describe que en esa zona hacia 1870 los primeros pobladores se dedicaron a la agricultura, también señala que hubo un asentamiento importante en Mendoza y Brasil, donde existía un matadero que ofrecía carne "al incipiente poblado" donde abundaban "las quintas y hornos de ladrillo".

Una vez establecido el pueblo, y loteos de por medio, comenzó la instalación de comercios e industrias. Bengochea detalla en su publicación que hacia 1896 ya figuraban en documentos provinciales la existencia de almacenes, panaderías, una fábrica de escobas y otra sorprendente: una que hacía zuecos.

"Sí, para la época era un calzado corriente. Estaban hechos de madera y de una sola pieza", confirma el historiador, mientras explica que era una costumbre usada entre italianos. Es que la zona recibió a gran cantidad de genoveses. También los españoles llegaron al pueblo Eloy Palacios, aunque en menor medida.


Un diseño a medida
Entre los múltiples datos que sorprenden sobre la historia de este barrio, se encuentra uno que se relaciona directamente con su origen. Vila, su fundador, planteó la idea a la Intendencia de Rosario que así la admitió previa resolución del Concejo. Eloy Palacios desde su inicio fue un pueblo que integró la ciudad. De allí quizá provenga que se lo conoció como el Pago Chico.

Pero la petición del fundador no quedó sólo en eso. Ya que adjuntó un plano con su idea de urbanización que hasta hoy se ha respectado en gran medida. Proponía la traza de calles y avenidas que actualmente son el corazón del barrio.

La actual Provincias Unidas fue pensada entonces como avenida Vila, Mendoza era Gálvez y Fraga llevaba el nombre de Juan Canals. Marcos Paz era Alberti y hasta el actual Parque Mitre (las cuatro plazas) se remonta a la fundación pero con el nombre Eloy Palacios.

Según logró reconstruir Bengochea, el pueblo imaginado por Vila estaba compuesto por 96 manzanas de 92 metros por 106 metros, cada una, separadas por calles de 15 metros de ancho. Incluso se preveían dos avenidas clave, que así lo fueron hasta hoy, Gálvez (actualmente Mendoza), de 29 metros de ancho, y Vila (Provincias Unidas), de 30 metros de ancho. Así figuraba en el plano presentado ante la intendencia rosarina.

Vila además donó los terrenos para la construcción de escuelas y de la parroquia, otra de las claves en el origen del pueblo y luego en el desarrollo del barrio.

El templo se construyó y comenzó a funcionar primero como capilla y el 26 de enero de 1908 logró convertirse en parroquia "bajo la protección de San Antonio de Padua", dice Bengochea. El historiador presenta al padre Domingo Pettinari, que llegó al barrio en 1910, como una figura que se unió a los vecinos para obtener obras que permitieron que el progreso hiciera pie en la zona. Tal el caso -según el historiador- de sus gestiones para lograr el agua corriente.

Sin dudas, además de los loteos realizados a principios del siglo XX, donde se ofrecían tierras a pagar en 80 cuotas y sin interés, el tendido de una red de tranvías, primero tirados a caballo (empresa de Vila) y luego eléctricos, hizo que el pueblo fuera sumando interés. También el ferrocarril, con su pintoresca estación Barrio Vila, influyó en el perfil de la zona.

El pueblo luego pasó a ser barrio: de eso da cuenta primero su cambio de nombre cuando pasó a llamarse Vila y luego en 1910 cuando se define por ordenanza denominarlo Belgrano en honor al creador de la Bandera y en coincidencia con las celebraciones del centenario de la Revolución de Mayo.


De la plaza a la mutual
El Parque Mitre (las cuatro plazas) "fue siempre el corazón del barrio", asegura Bengochea. Y da un ejemplo: "Cuando yo era pibe, 8 o 10 años, veía a los muchachos que jugaban a la chirola o a la arrimadita. Era una pena, no había trabajo. Cuando vino el gobierno de (Juan Domingo) Perón empezó a haber más movimiento. Hasta el más remiso cuando veía a su amigo con un reloj nuevo o con zapatillas de goma en vez de alpargatas quiso ir a trabajar. Y entonces se paseaban por la plaza".

Sin dudas fue el lugar de encuentro. Tanto por sus características como espacio verde como por la singularidad de contar con un frontón de pelota paleta. Dividida por Mendoza y Provincias Unidas, tiene de vecinos al Club Nueva Era, la parroquia San Antonio de Padua, al Colegio Inmaculada y la escuela Nº91 República Federativa de Brasil. Unas cuadras más allá está ubicado el Policlínico San Martín, que en sus inicios fue pensado como hospital y se logró gracias a una donación del terreno y una vez más por la lucha de los vecinos.

La plaza es sin duda aún un sitio de reunión social, pero en la historia no fue el único. Los memoriosos aún recuerdan los bailes en los clubes o en Sociedad de Socorros Mutuos Cosmopolita, hoy ubicada en Fraga 1030.

Justamente en ese sitio se expone por estos días una muestra de fotos que opera como un resumen en imágenes de la historia de este barrio, habitado hoy por unas 70 mil personas.

El centenar de fotos que se exhibe es parte del archivo que posee Bengochea. Pueden verse desde los vendedores de antaño en zulky o jardinera, tranvías, retratos de personalidades clave hasta el emblemático chalé del fundador de Nicasio Vila. También está narrada en imágenes parte de la historia de la Mutual.

La Cosmopolita, como es conocida en el barrio, es una de las protagonistas del barrio. Fue fundada en 1905, de la mano de un grupo de vecinos -la mayoría inmigrantes italianos- tras la idea de crear un ámbito de contención donde la ayuda mutua fuera moneda corriente. En un principio su tarea se centró en apoyos económicos y también recreativos, después se sumó la atención médica. Es especialmente recordada por los bailes y fiestas que allí se organizaban.

Las fotos de referencia muestran un salón colmado que lleva a imaginar cuando las orquestas de tango hacían que los asistentes se sumaran por centenares. Hubo un tiempo -cuentan- que había que reservar con seis meses de anticipación el alquiler del salón.

La mutual comenzó a decaer en la década del 70, con la aparición de las prepagas de salud y las sucesivas crisis económicas ayudaran a su caída pero hace un par de años logró reabrir. Hoy tiene 300 socios y va por más.

El actual edificio fue construido en 1939, y estuvo a punto de ser vendido después de haber alojado una iglesia evangélica. Fue necesaria una intervención para lograr su normalización y hoy el sitio está siendo recuperado. Funcionan múltiples talleres y sus impulsores sueñan con que albergue un museo barrial.

"Belgrano es uno de los barrios más tradicionales de Rosario, y eso en gran parte es porque está apoyado en redes familiares muy extensas. Aunque no tenga río, tiene un perfil propio que quizás provenga de su propia ubicación: aislado al oeste se las tuvo que rebuscar como pudo", advierte Bengochea al momento de explicar el perfil de la zona. Después de más de cien años ese lejano oeste aparece como cercano, y en eso tuvo mucho que ver su propia historia.
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El bar. Frente a la estación barrio Vila funcionaba un boliche con cancha de bochas.

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