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domingo,
19 de
noviembre de
2006 |
Práctica a puertas abiertas
El marco del cotejo, sin hinchas visitantes, brindó un panorama desolador
El marco que ayer presentó la cancha de Arsenal fue literalmente el de una práctica a puertas abiertas. Incluso menos que eso. Si hasta para celebrar la victoria del clásico ante Newell's la hinchada canalla metió, en un día laboral y con los jugadores haciendo un simple picado, veinte mil almas en el Gigante. Lo de ayer en Sarandí sirvió para poner en evidencia la profunda crisis que atraviesa el fútbol argentino. Así, sin corazones apasionados (no violentos), el deporte más hermoso del mundo tiene un sabor amargo.
El fútbol es un fenómeno cultural impresionante por las pasiones que despierta. Sólo con los jugadores es una simple competencia, que ni los protagonistas disfrutan al máximo. Ayer dio pena ver el partido con las cabeceras casi virgenes en un país con una historia futbolística tan rica.
La popular desnuda
El panorama del estadio de Arsenal fue realmente desolador. Ver la popular visitante totalmente desnuda fue doloroso. Y encima las tribunas del local estaban apenas salpicadas de público. Es cierto que hay que erradicar la violencia, pero no pueden pagar honestos por pecadores.
Las voces de Gorosito y Alfaro, los reclamos de los jugadores -a veces subidos de tono- hacia el árbitro Lunati y los comentarios sarcásticos de los solitarios plateístas hacia los visitantes fueron los sonidos de la tarde. Fue una jornada de fútbol triste, sin color ni folclore, más allá del resultado negativo que cosechó Central.
Todavía queda la esperanza de que en el corto plazo sean excluídos sólo aquellos que van a la cancha a provocar desmanes. El fútbol argentino necesita recobrar el aliento hacia los dos equipos.
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Fotos
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La decisión de disputar los partidos sin la presencia de público visitante entregó imágenes tristes que se alejan de la escencia futbolera.
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