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sábado,
18 de
noviembre de
2006 |
Uruguay advirtió que no negociará "bajo presión"
El canciller oriental le transmitió al mediador español la intransigencia de Tabaré por las papeleras
Uruguay reafirmó ayer ante el emisario del rey Juan Carlos de España, el embajador Juan Antonio Yáñez Barnuevo, que "no va a negociar bajo presión" con Argentina por la construcción de la pastera Botnia.
"El gobierno uruguayo no está dispuesto a ningún tipo de negociación bajo cualquier tipo de obstrucción o de bloqueo, sea éste un corte de ruta, una obstrucción de carácter económica o una obstrucción de carácter político", dijo el embajador uruguayo José Luis Cancela.
El diplomático formuló estas declaraciones tras reunirse con Yáñez Barnuevo, durante una reunión de aproximadamente una hora y media que se realizó en el edificio Libertad, la sede de la Presidencia uruguaya.
Cancela, que es secretario general de la Cancillería, se excusó de proporcionar el contenido de la charla con el emisario real, pero ante la insistencia periodística dijo que "la posición de Uruguay es bien conocida: Uruguay no va a negociar bajo presión".
Posteriormente, el canciller Reynaldo Gargano dijo que el embajador de España se lleva la idea clara de que con el gobierno uruguayo "no se negocia" ni la ubicación de la planta pastera de Botnia, ni el factor de "presión" que suponen "los cortes de puentes".
Gargano fue manifiestamente enérgico para exponer el punto de vista uruguayo que le transmitieron al visitante, al término de un almuerzo que ambos compartieron en el hotel Radison, de esta ciudad, en calidad de "viejos amigos".
Por su parte, Cancela señaló que "Uruguay tiene entre sus mejores tradiciones la defensa del derecho internacional y la solución pacífica de controversias" y dijo que esta situación "ha hecho un país abierto al diálogo, que siempre lo ha estado y que siempre lo estará".
Calificó como "muy positiva" la reunión, que completó la primera etapa de la misión "facilitadora" de diálogo argentino-uruguayo que inició el embajador de España ante las Naciones Unidas (ONU), como representante del rey Juan Carlos, en función de que se pueda destrabar el pleito pastero.
El diplomático insistió, además, en afirmar que "Uruguay sigue abierto al diálogo", mucho más "con un país hermano como la Argentina", y añadió que "todas las gestiones que tiendan a un acercamiento de las partes son siempre útiles".
Cancela fue el funcionario elegido por el presidente Tabaré Vázquez para que exponga ante Yáñez Barnuevo, a partir de sus profundos conocimientos en el pleito en cuestión y por la confianza personal que el mandatario le tiene, según señalaron fuentes oficiales uruguayas.
Además, los informantes recordaron que Cancela estuvo destinado en España cuatro años y que por ese motivo conoce al embajador español.
Cumplido el trámite en el vecino país, el diálogo argentino-uruguayo por las pasteras continuará en España, y antes de fin de año se conocerán los próximos pasos, según afirmaron ayer fuentes de la misión conducida por el rey Juan Carlos de España.
Las próximas etapas que tendrá la tarea "facilitadora" por la problemática pastera que inició Yáñez Barnuevo, será en Madrid y tendrá por protagonistas a representantes de los dos gobiernos en pugna.
"Yo vuelvo a Madrid, rindo informes y seguiremos hablando", se limitó a ampliar el diplomático en el hotel Radison de Montevideo, donde aceptó romper su silencio apenas unos minutos, tras haber compartido un almuerzo con el canciller Gargano, a quien lo une una "profunda amistad".
Esta amistad le permitió a Gargano y, al gobierno uruguayo en general, tener una buena visión sobre el parecer del emisario real respecto del conflicto que tiene a la Argentina y Uruguay lidiando en la Corte Internacional de Justicia de La Haya, en el Banco Mundial y, también, por los medios periodísticos.
Prudente en este aspecto, el canciller aseguró tras el almuerzo que "toda la actividad oficial, el informe del gobierno y demás detalles corrieron por cuenta del embajador José Luis Cancela" y remarcó que en su encuentro personal sólo recordaron "otros tiempos" y conversaron sobre "afectos comunes".
Tomados del brazo, como dos entrañables y veteranos amigos, Gargano y Yáñez Barnuevo cruzaron el amplio hall del hotel que eligieron para el encuentro dando muestras del caudal de afecto que supieron cosechar entre 1976 y 1984, cuando el diplomático uruguayo estuvo exiliado en España y compartió actividades con el visitante.
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El canciller uruguayo cree que su país lleva las de ganar.
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