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 sábado, 04 de noviembre de 2006  
Condenan a 12 años a un policía por el crimen de Carlos Gauna
Para el juez no fue una acción legal sino un asesinato. Deben resarcir con 480 mil pesos a la familia del joven

El agente del Comando Radioeléctrico Rubén Darío Blanco fue condenado a 12 años de prisión por matar de un disparo a la nuca al joven Carlos Gauna en un baldío de barrio Ludueña en agosto de 2002. Además, el policía fue sentenciado a pagar en forma solidaria con la provincia de Santa Fe una indemnización de 480 mil pesos a la familia de la víctima. Así lo dispuso el juez de Sentencia Antonio Ramos al finalizar el juicio por uno de los casos locales más resonantes de gatillo fácil. La investigación del homicidio detectó que al muchacho le habían plantado un arma para sustentar la versión policial de que le dispararon en forma legítima en medio de un enfrentamiento.

El juez Ramos condenó a Blanco como autor de un homicidio agravado por el uso de un arma de fuego y le aplicó la misma pena que en el mes de agosto pasado había solicitado la fiscal Alicia Donni. Así lo revelaron los familiares del joven asesinado, quienes sostienen que ese encuadre penal convalida lo que ellos plantearon desde el principio: que el agente no tiró en medio de una balacera y que la policía armó la versión del enfrentamiento para favorecerlo. Ahora el policía (como autor del disparo) y la provincia de Santa Fe (como su empleadora) deberán resarcirlos económicamente en 480 mil pesos en concepto de daño material y moral.

Otros dos uniformados que intervinieron en el caso fueron sentenciados a penas de ejecución condicional por falsear el acta para instalar la versión del tiroteo. Los policías Carlos Antonio Gómez (iba en la patrulla junto con Blanco) y José Alfredo Soria (firmó el acta) fueron sentenciados a dos años de prisión en suspenso por falsedad ideológica de documento público, aunque fueron absueltos de la acusación por encubrimiento. Además, les impusieron como regla de conducta la obligación de fijar residencia por dos años.

Los fundamentos del fallo aún no se conocen porque los imputados deben notificarse formalmente de la sentencia. En el caso de que apelen la sentencia el fallo sería revisado por la Cámara de Apelaciones de Venado Tuerto. Si el fallo queda firme, los policías sentenciados serían exonerados de la fuerza. El abogado de la familia Gauna y representante de la acción civil, Carlos Varela, planteó por su parte que en estos días analizará la sentencia para decidir si interpone algún recurso.

"Lo que yo quería era justicia. Se hizo la reconstrucción, se supo la verdad y quedó acreditado que no hubo enfrentamiento. Con eso para mí es suficiente", dijo emocionada a La Capital Gladys Gauna, la madre del joven asesinado, quien en los últimos cuatro años encabezó innumerables marchas para aclarar el caso y encolumnó a otros padres de víctimas del delito en la agrupación Padres del Dolor.


La verdad más que el castigo
Tras hojear la sentencia ayer al mediodía en Tribunales, la madre de Carlos Gauna no hizo foco en el monto de la pena. Se mostró satisfecha con que se haya desbaratado la versión policial del enfrentamiento: "Si yo me hubiera conformado con lo primero que dijo la Justicia, se habría cerrado como un caso de legítima defensa. Por eso creo que valió la pena esta pelea: mi objetivo era saber la verdad. Blanco se equivocó y mintió y sé que de alguna manera va a pagar por lo que hizo", planteó la mujer.

Carlos Angel Gauna fue asesinado de un disparo en la nuca el 8 de agosto de 2002. Esa noche, el vecino de barrio Ludueña Fernando Ponce llamó al Comando Radioeléctrico porque vio extraños trepados a su tapial que linda con una fábrica abandonada de Urquiza y Larrea, donde algunas personas habrían ingresado para robar maquinaria en desuso. Al llegar, Blanco le pidió a Ponce una escalera y trepó al tapial. Desde allí disparó tres veces e hirió en la cabeza a Gauna. El muchacho estaba con su amigo Fabio Raúl Siaira, quien junto a otro hombre había sido procesado por hurto, por ahora Ramos lo absolvió y dejó sin efecto esa acusación.

La investigación del caso tuvo un trámite sinuoso. En primer término el juez de Instrucción Nº3, Luis María Caterina, no encontró mérito para acusar a Blanco del crimen. Interpretó que el policía actuó en defensa propia y archivó la causa. Los familiares de la víctima llevaron el caso a la Sala IV de la Cámara Penal, que ordenó profundizar la pesquisa. Así el expediente pasó al juzgado de Instrucción Nº4, donde el juez Jorge Eldo Juárez detuvo y procesó a Blanco al descartar la versión policial del enfrentamiento. El magistrado entendió que a Gauna le plantaron el revólver Colt calibre 38 que según las actas había usado el muchacho.

Durante el juicio que acaba de cerrar, la defensa del policía insistió en la versión del enfrentamiento: "Blanco planteó que había reaccionado en cumplimiento del deber y en legítima defensa. Nosotros intentamos demostrar que cuando concurrió el personal policial al baldío lo hizo en forma sigilosa, a la caza de los jóvenes que estaban allí. En ningún momento encendieron las sirenas y dispararon sin advertencia. No hubo un accionar negligente sino doloso", refirió el abogado Carlos Varela.
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Gladys Gauna sostiene una placa con la cara de su hijo muerto.



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