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 sábado, 07 de octubre de 2006  
Yo creo: "Una desvalida lección de la zoología"

U.G. Mauro / La Capital

En los diccionarios están y en internet hay fotos de ambos bichos. Uno es un pájaro llamado bufago y el otro, curiosamente menos visto, tiene sin embargo un nombre, rémora, muy usado como metáfora en discursos políticos viejos. Ave y pez, viven de y sirven a los demás. En el caso del bufago, se posa en el lomo de los hipopótamos alimentándose de los parásitos que atacan la gruesa piel generalmente recubierta del barro de los ríos donde se sumerge el mamífero africano. Las rémoras por su parte salvan de microbios y otras plagas a tiburones y ballenas. Bufagos y rémoras acompañan a sus anfitriones, que los aceptan mientras les sirvan a su higiene y salud sanos y no molesten. Una simple sacudida del hipopótamo o del tiburón alcanzarán para que entiendan y pasen a servir a otros. Al bufago y a la rémora se los podría calificar de carroñeros y sería una calificación zoológica aceptable, pero apelando a calificativos más relacionados con lo humano, como el de ventajeros -que según Atahualpa Yupanqui es una de las más descalificantes condiciones que puede reunir una persona-, esta desvalida lección de zoología puede verse como una metáfora del tratamiento que cierta televisión hace de sí misma. Numerosos periodistas de la TV capitalina vienen derrochando valiosísimas horas diarias de transmisión en un vulgar chismerío enunciado con ínfulas de sesudo análisis, disquisiciones sobre el rating y especialmente sobre otro programa. Conexiones con exteriores, invitados en el piso, horas de grabación de videos, todo para ponderar o criticar un concurso de danza con bailarines y jurados patéticos, apenas salvables por cierto fin benéfico, en un marco que remite al nefasto mecanismo del "hablen mal, pero hablen"por la que cierta televisión disfraza de introspección las únicas miradas que parece capaz de emitir y que están enfermizamente dirigidas a su ombligo. La rémora y el bufago son poco creíbles sirvientes del tiburón o el hipopótamo. Ventajeros y miedosos unos, indiferentes y poderosos los otros, por ahora todos conviven felices, mientras en el océano o en la selva se suceden otras historias que sería bueno conocer.
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