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sábado,
07 de
octubre de
2006 |
Nueva secundaria: dudas y esperanzas
Fernando Pisani(*)
Entre las cuestiones más positivas de la futura ley de educación están el fin de la ley federal, poner fin al modelo de primarización de los primeros años de la secundaria, establecer un financiamiento aparentemente genuino del sistema educativo, y que todo el nivel medio sea obligatorio. Se queda a mitad de camino frente a la necesidad de una única estructura del sistema educativo, porque mantiene una ambigüedad en dónde poner el 7º año: si el último de la primaria o el primero de la secundaria. Aunque hoy no pueda implementarse de golpe, la ley debería establecer para todo el país dónde termina la primaria y arranca la secundaria.
De cualquier forma, es auspicioso estar hablando de todo esto.
Si no existe más entusiasmo en la docencia es porque varios de los teóricos y funcionarios nacionales y provinciales que hoy tienen peso en la educación son los mismos que "vendieron" a la sociedad la ley federal, destruyeron las identidades de nuestras escuelas y nos obligaron a cambios con los que no acordábamos, como el intento de eliminación de las escuelas técnicas, la pérdida de las certificaciones de las escuelas primarias y la fragmentación y debilitamiento de la escuela secundaria con inventos que hoy seguimos padeciendo.
No alcanza con eliminar la ley federal: hay que establecer un nuevo modelo de escuela y una implementación acorde al espíritu del cambio. Espíritu que no tienen quienes pertenecen al modelo noventista y no es de extrañar que intenten defenderlo "cambiando para que nada cambie". Ya lo estamos viendo en Santa Fe con la ley de educación técnico profesional que a más de un año de aprobada, no se implementó y eso que no dependía de la ley federal ni de esta nueva. Ni siquiera adhirió a ella y ni cambió la normativa para implementarla en sus totalidad.
La duda entonces es si realmente se aplicarán los cambios propiciados por la nueva ley o si primará el gatopardismo. ¿Qué implicaría implementarla?: en la primaria que puedan certificar el fin del nivel, que se abandone el modelo de ciclo de tres años, sea aplicando el modelo graduado o un ciclo de dos. Y que se tomen todos los recaudos para erradicar el modelo de escuela meramente contenedora y se garantice que todos los niños y niñas sepan las operaciones básicas, leer, escribir, interpretar textos y manejen los aprendizajes que hoy no se garantizan.
En la secundaria el panorama es más complejo pues es el nivel que más sufrió el ataque de la ley federal con el agravante que antes de ella era un nivel en crisis. En vez de fortalecer a la escuela secundaria, la ley federal la fracturó (rompecabezas EGB3 + polimodal + TTP) e intentó reducir el espacio de los adolescentes a sólo tres años (el polimodal). Pero no basta recuperar los años quitados por la primarización del tercer ciclo: hay que tener planes de estudio integrados, coherentes y con alguna orientación, no con la ambigüedad y artificialidad con que se implementó el polimodal.
Las EGB 3 que se abrieron en escuelas primarias, más allá del tema del séptimo, que quede en la primaria o no, deben pasar a depender del nivel medio con un vicedirector a cargo. Deben volver las disciplinas como historia, geografía, física, biología y otras eliminadas en Santa Fe -no así en otras provincias como Córdoba-.
Pensar en los adolescentes
La secundaria que viene no puede ser una vuelta a la vieja secundaria ni un salto al vacío con recetas elaboradas por los "expertos" de siempre. Debe repensarse, casi diría refundarse, centrándola en los adolescentes y sus aprendizajes, y no organizándola en función de intereses del gobierno de turno (que prioriza la caja chica) ni en función de los intereses corporativos docentes, como ocurrió con las reubicaciones en estos años.
Debe garantizar una educación de calidad para que la juventud pueda continuar sus estudios superiores si lo quiere y puede, o insertarse en el mundo del trabajo y por sobre todo formadas como buenas personas y ciudadanas, solidarias y responsables. Esto requiere de una propuesta motivadora y de las inversiones de todo tipo necesarias (en capacitación, cargos, infraestructura, equipamiento). Por supuesto que no se logrará de un día para el otro, tal el atraso, pero sí deben estar claras las tendencias y los compromisos, que deben ir más allá de la gestión política de turno, terminando con el modelo actual de que cada ministro/a y su séquito viene con su librito y arranca como si lo anterior no sirviera de nada y hace y deshace sin consenso.
La obligatoriedad de la secundaria no debe implementarse como se hizo con la EGB, pues retención a cualquier costo es una forma de estafar a los alumnos y padres, que falsamente creen que van bien porque pasan de año pero esconde un esquema de ignorancia garantizada para un sector de nuestro pueblo. Debe existir retención con calidad y para ello consensuar un modelo de escuela y de responsabilidad del Estado, claramente establecida, pero también responsabilidad de los padres, de la sociedad en sus diversos actores, de los docentes y de los alumnos.
Se tiene que terminar el actual modelo esquizofrénico, con distintos sistemas de evaluación, promoción, currículo y régimen de disciplina y convivencia dentro de cada escuela. Por poner un ejemplo, en las escuelas medias y técnicas hoy conviven un currículo "areal", otro "disciplinar" y otro "modular", lo que por supuesto conspira con la integridad e identidad, baja los aprendizajes, desconcierta a docentes y alumnos, y termina cada uno haciendo lo que quiere o lo que puede.
La lista de cosas necesarias podría seguir, pero tal vez la primera señal que esperan muchos es que aquellos que nos impusieron la ley federal y defendieron su modelo y hoy ocupan cargos de poder tengan la honestidad de reconocer que se equivocaron y que dañaron al sistema educativo o si no lo quieren hacer, que den un paso al costado pues no son creíbles para garantizar la implementación de la nueva ley, siempre y cuando, naturalmente, querramos que sea nueva y no más de lo mismo.
(*) Docente de escuelas técnicas y
de la UNR, ex director provincial
de Educación Media y Técnica.
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