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 sábado, 16 de septiembre de 2006  
Objetos preciados. La paridad entre el valor del sistema prepago y el boleto ocasional explican el fenómeno
Faltan tarjetas de colectivo y monedas de un peso
Uno de cada cuatro viajes se hace con efectivo. Quejas de comerciantes y usuarios en los barrios y el centro

Lucas Ameriso / La Capital

Faltan tarjetas magnéticas en los quioscos y encima escasean las monedas de un peso para "salir del paso" pagando el boleto ocasional. Así lo confirmó una recorrida hecha por La Capital por distintos sectores de la ciudad. Según datos del Ente de Transporte de Rosario, el 26 por ciento de los viajes en colectivo se cancela en efectivo desde que rige la tarifa a 95 centavos. Los quiosqueros se quejan del sistema. "Hay que pagarle al Banco Municipal por adelantado y además al vender las tarjetas te quedás sin cambio para el resto de los clientes, con una ganancia que resulta irrisoria", protestaron varios de los consultados. Lo cierto es que por la mañana, y a partir de las 19, conseguir una tarjeta puede resultar una odisea.

"El consumo cambia día a día. A veces se te acaban al mediodía y otras sobra algo, pero tendría que haber un 20 por ciento más de tarjetas. Este es un problema para el usuario del transporte, pero para nosotros lo más terrible es el faltante de monedas de un peso", razonó Ezequiel en un maxiquiosco y locutorio que está pegado a la Facultad de Odontología.

La venta de las tarjetas magnéticas es un servicio que prestan los locales a pedido del Ejecutivo y con la compra anticipada del stock por parte de los comerciantes. Esto genera ruido. "La gente no entiende que al sacarnos las monedas, nos complican toda la venta del local", indicó el joven.

Antes del último aumento del boleto, registrado a mediados de abril (la tarifa anterior era 75 centavos), más del 80 por ciento de los viajes en colectivo se pagaba con la tarjeta magnética, y sólo un 10 por ciento de los pasajes se cancelaba con monedas.

Hoy, con 95 centavos de tarifa por cancelación con tarjeta y a 1 peso el costo del boleto ocasional, la realidad es completamente diferente: el ocasional ya es la forma con la que se paga el 26 por ciento de los viajes, al tiempo que el 33 por ciento de los pasajes se cancela con las tarjetas "económicas" de 5,40 (permiten realizar seis viajes a 90 centavos cada uno).


"No me alcanzan"
A metros de la terminal de ómnibus, don Alberto atiende su boliche de Santa Fe entre Cafferata e Iriondo. Justo frente a la parada de varias líneas de transporte urbano e interurbano."Tengo que ir a buscar tarjetas a otro quiosco, pero estaba por hablar al Banco Municipal para que me mandaran más, porque no me alcanzan", afirma desde atrás de la ventanita, y admite que el problema le ocurre "todos los días". Al igual que sus colegas, la falta de monedas también le complica el negocio. "El que usa colectivos, en general quiere tener un peso en el bolsillo para no complicarse la vida por si no encuentra tarjetas", apunta.

El hombre compra a diario 300 tarjetas de dos viajes y 80 de las "económicas" (5,40 pesos). "Necesitaría 150 tarjetas más para que en el turno mañana me alcanzaran", calculó.

El boleto ocasional fue justamente creado para zanjar una situación de falta de tarjetas y para que lo utilizaran pasajeros poco frecuentes. La idea es que todos puedan abordar un ómnibus aún sin tener la tarjeta. Hoy, los sondeos oficiales revelan que la cuarta parte de los usuarios de colectivos utiliza el boleto ocasional.

En pleno corazón de Echesortu (Mendoza casi Avellaneda), un quiosco y locutorio no vende más tarjetas desde hace un año. "No conviene", dispara su dueño, Héctor, y argumenta: "Hay que disponer de efectivo a la mañana para que el banco te las envíe, la gente no quiere caramelos de cambio y la rentabilidad es jocosa. Ponía 130 pesos y al fin del día tenía una ganancia de 1,40 peso".

El uso de efectivo a bordo de los colectivos también significa de hecho una pérdida para el Banco Municipal, ya que si bien la entidad crediticia mantiene el control de los viajes del servicio del transporte urbano (lo que implica tener al día la información de la cantidad de pasajeros), no recibe ningún tipo de comisión por esa tarea, como sí obtiene por la emisión y venta de tarjetas.

En todo caso, el beneficio es para los concesionarios que descargan las monederas ubicadas arriba de los coches y cuentan con cash en la mano hasta fin de mes, momento en que rinden cuentas con el banco.

En la zona norte también se sufre la sequía de tarjetas. En Alberdi y Génova se padece lo mismo que en otros sectores. Jorge, el encargado de un quiosco ubicado en esa esquina, debe destinar 200 pesos diarios para no quedarse sin tarjetas, mayoritariamente las que cuestan 1,90 peso. Los horarios pico son a la mañana y a partir de las 19. El dato coincide con el relevamiento que en mayo hizo el propio Ente del Transporte: el 75,4% de los usuarios del sistema usa las líneas por la mañana.

Al comerciante de Alberdi le preocupa aún más la falta de monedas. "Cuando tengo tarjetas me faltan de diez centavos y cuando se terminan las tarjetas la gente te compra algo para conseguir una moneda de un peso o su valor en monedas inferiores", explica.

-¿Dejaría de vender tarjetas?

-La gente las pide y encima se enoja si faltan. Pero como negocio, no lo es para nada. Encima, si no tenés tarjeta, compran un chicle para conseguir una moneda y viajar en colectivo.

-¿Y si el sistema fuera a consignación?

-Lo pensé desde un primer momento, porque si el Municipal no te puede dar crédito por un día, ¿para qué sirve un Banco?

Así, el problema tiene a maltraer a miles de rosarinos que a diario deben hacer peripecias para conseguir tarjetas o monedas.
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El expendedor de Rioja y Sarmiento cierra al mediodía.

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