El soborno. La mayoría de los involucrados dejó la carrera política

Los acusados eligieron el bajo perfil y esquivan a las cámaras

El mendocino Genoud se dedica a la abogacía y Cantarero vive aislado en los cerros salteños

Jorge Kaplán

¿Cuál fue el derrotero que siguieron los involucrados por el presunto pago de coimas en el Senado de la Nación? La pregunta tiene tantas respuestas como el destino de los protagonistas. La política es para ellos un lugar añorado, pero que parece haber quedado allá lejos y hace tiempo.

Tal vez el ejemplo más conducente sea el del polémico Emilio Cantarero, quien confesó ante una periodista el cobro de dinero sucio: vive en una casa ubicada entre los cerros salteños. La localidad curiosamente se llama Villa Escondida. En tan remoto lugar no tiene contacto con la prensa y prácticamente no concurre a lugares públicos por temor a escraches.

José Genoud: radical, ex presidente provisional del Senado, se retiró de la política y se dedica a la abogacía. Está la mayor parte del tiempo en su casa de Mendoza y sale sólo para ir a su estudio.

Augusto Alasino: el ex senador del PJ evita aparecer en público. Hace pocas semanas falleció su segunda esposa que había estado enferma desde 2000, cuando quedó embarazada de trillizos. Desde entonces se alejó de la política y se dedica a negocios con sus campos y una droguería, además de a su estudio jurídico.

Emilio Cantarero: el ex senador vive en una casa de Valle Escondido, en los cerros salteños, y está absolutamente alejado de la política. No tiene contacto con la prensa y evita los lugares públicos.

Ricardo Branda: tras su procesamiento, el presidente Néstor Kirchner lo eyectó de la vicepresidencia del Banco Central. Ahora trabaja de abogado en Buenos Aires y asesora a una consultora financiera.

Alberto Tell: recientemente fue elegido congresista del PJ jujeño. De larga trayectoria sindical, actualmente es presidente del fondo compensador del gremio telefónico. Se lo vincula con la explotación de un hotel cuatro estrellas inaugurado el año pasado en Jujuy.

Remo Costanzo: fue 12 años senador y por largo tiempo titular del PJ rionegrino, pero luego del escándalo se alejó de todo cargo partidario. Es director y fundador de la revista El Medio, que recibe unos 4.000 pesos mensuales de publicidad oficial.

Alberto Flamarique: se dedicada a la explotación de una finca en Maipú, Mendoza, donde produce delicatessen junto a sus hijos y su esposa, la ex diputada del Frepaso Cristina Zuccardi.

Fernando de Santibañes: se alejó de los círculos empresarios. Es dueño del haras Mayed y miembro de la asociación de criadores.

Mario Pontaquarto: tiene el status de testigo protegido, a pesar de estar procesado. Asegura que vive de los derechos de autor del libro en el cual cuenta los detalles del caso, y se considera un desocupado en busca de empleo.

Aún esperan una definición sobre ellos de parte de la Justicia Fernando de la Rúa -sospechado de haber instigado el pago- y el ex senador Angel Pardo, a quien se le dictó anteriormente una falta de mérito pero tiene en contra la declaración de una ex empleada del Senado que lo involucró en las coimas. En caso de ser procesados, serán parte del mismo juicio oral que los nueve imputados.