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 domingo, 03 de septiembre de 2006  
Alejandro Vaccaro y una investigación sobre el gran escritor argentino
"Borges tenía un matrimonio con su madre"
Una nueva biografía sigue en detalle la vida del autor de "El Aleph" en base a cartas y documentos inéditos

Osvaldo Aguirre / La Capital

Alejandro Vaccaro nunca trató personalmente a Jorge Luis Borges, pero parece ser una de las personas que mejor lo conoce. Hace más de dos décadas que está dedicado al estudio de la vida del autor de "El Aleph" (1899-1986) y a la recolección de cuanto documento o escrito pueda decir algo a propósito del escritor. Ha publicado artículos y libros sobre el tema, dictó conferencias en diversos países y preside la Asociación Borgesiana de Buenos Aires. La síntesis de ese trabajo se encuentra en "Borges. Vida y literatura" (Edhasa), una voluminosa biografía que presentó esta semana en la Feria del Libro de Rosario.

Vaccaro (Buenos Aires, 1951) estuvo en todas las ciudades en las que Borges vivió, en busca de textos y fotos de época. Recopiló más de cuatrocientas cartas del escritor, de su madre y de sus allegados, además de postales y manuscritos e "innumerables textos" inéditos. También entrevistó a sus amigos y familiares, excepción hecha de María Kodama, con quien tuvo algún roce por la publicación de un libro anterior, "El señor Borges" (2004), memorias de Epifania Uveda de Robledo, Fanny, la empleada doméstica que atendió a Borges y a su madre, Leonor Acevedo. Un homenaje del Senado nacional a la mucama quedó entonces frustrado, al parecer luego que Kodama manifestó su disconformidad.

En esta historia, dice Vaccaro, hay un centro bien definido: la relación de Borges con su madre. "Vivían como un matrimonio", explica.

-¿Por qué no aparece María Kodama entre las personas entrevistadas para el libro?

-Hay dos cosas. En primer lugar no tengo ninguna relación con María Kodama. Y segundo, lo digo con total honestidad, no hay nada que ella pueda aportar para enriquecer mi biografía. María Kodama aparece en la vida de Borges en los últimos diez años. Cuando muere la madre, Borges tenía que hacer un viaje y Fanny, su mucama, sugiere que lo acompañe María Kodama. Y bueno, ella transita con Borges esos años, en los viajes al exterior, solamente. Hay que reconocer que lo atendía bien. Pero cuando Borges estaba en Buenos Aires, cada uno vivía en su casa, ella lo visitaba dos veces por semana, los jueves y domingos, eventualmente. Prácticamente todo el derrotero de Borges de esos años está reflejado en la prensa. En mi colección tengo ocho mil recortes de diarios, incluso del exterior, sobre cómo lo iban viendo los medios europeos, por ejemplo.

-¿Qué testimonios le parecieron valiosos?

-A Borges no lo conocí personalmente. Así que no tengo lo que da el trato personal, ni lo que quita, porque a veces obnubila. Pero sí traté a muchísimas personas que lo conocieron bien. Por ejemplo, a la hermana. Grabé más de cuarenta horas de conversación con Norah Borges. Y con Cecilia Ingenieros, Adolfo Bioy Casares, Estela Canto, en fin, con todas las personas que lo trataron y lo conocieron bien, y que me pudieron dar un testimonio importante. A mí me interesaba la época más lejana, saber cómo era Borges en su juventud; eso sólo la hermana lo podía transmitir.

-¿Por qué le interesaba esa época en particular?

-Porque es lo más difícil de lograr. Yo iba a las conferencias que daba Borges, estaba informado de lo que hacía, él aparecía en los medios de comunicación. A ese Borges, el de los últimos años, lo conocíamos casi cotidianamente. Entre el año 1914 y 1921 vivió en Europa; son años importantes en su formación, para mí eran claves. Y tuve la suerte de conseguir cartas de esa época. Para mí, como biógrafo, la carta es uno de los elementos más preciados. La carta está escrita para la intimidad, en el momento en que las cosas ocurren. Nadie piensa cuando la escribe que más tarde alguien la va a leer con un detenimiento distinto. Para esta biografía logré reunir más de 200 cartas de Borges y más de 200 de Leonor Acevedo, la madre de Borges, en general dirigidas a Esther Haedo, la esposa del escritor Enrique Amorim: son treinta años de cartas donde la madre habla permanentemente de Borges.

-¿Cómo fue la relación de Borges con la madre?

-Borges y la madre son los grandes protagonistas de esta vida. Yo sostengo que Borges tenía un matrimonio con la madre, excluida por supuesto cualquier connotación sexual o incestuosa. Como hay matrimonios entre hermanos, o entre amigos, que viven en la misma casa, con la misma economía. Borges viajaba con la madre, iba al cine con ella; la madre le compraba la ropa, le hacía la comida, lo asistía. Borges salía con Estela Canto, por ejemplo, y llamaba a la madre para decirle qué hacía o qué iba a hacer, lo que normalmente alguien hace con la esposa. Todas las vacaciones las pasaban juntos. Si uno lee las cartas puede ver cómo se organizaban entonces: por un lado eran Norah Borges y su esposo Guillermo de Torre, y por otro Borges y la madre.

-¿Y el fugaz matrimonio de Borges con Elsa Astete, en 1967?

-Lo armó la madre. Y después se arrepintió. En una carta cuenta que se siente vieja y está preocupada porque Georgie se va a quedar solo y ciego. Entonces reaparece Elsa, con quien Borges había tenido un pequeño acercamiento en la juventud. Cuando se reencontró con Borges era una señora de 58 años, Borges tenía diez años más y ahí la madre vio la oportunidad de encontrar a alguien que la reemplazara. Pero después hay cosas que la fastidian. Borges empieza a estar mal atendido. Por ejemplo, Elsa no sabía hacer las corbatas, entonces le compraba las corbatas que venían con el nudo hecho.

-¿Qué etapas de la vida de Borges le parecieron más interesantes para investigar?

-Creo que la vida de Borges se divide en tres etapas. Hasta el año 30 son los años de formación, de las grandes lecturas, del aprendizaje de varios idiomas, y cuando publica sus primeros libros. Del 30 al 60 Borges busca una identidad a través de la voz narrativa y lo logra en 1939, cuando escribe "Pierre Menard, autor del Quijote". En el 54-55 empieza a perder la vista, progresivamente. Y a fines de los 50 retoma la voz lírica. A partir de los 60 comienzan a convivir el narrador, el poeta y el ensayista. Y cuando en 1961 gana el premio Formentor, junto a Samuel Beckett, nace el hombre público, el mediático que opina de todos los temas y viaja por el mundo.

-¿Cómo fue la relación de Borges con la última dictadura?

-Tiene dos facetas. Primero él celebra la llegada de los militares al poder por su antiperonismo. El 80% por ciento del país quería que el gobierno de Isabel Perón terminara; nadie quería lo que vino después. Borges estaba en EEUU cuando ocurre el golpe, y se pone contento. Cuando vuelve a Buenos Aires, el 19 de mayo de 1976, va a almorzar con Videla, junto a Ernesto Sábato, Leonardo Castellani y Esteban Ratti, el presidente de la Sade. Borges -y también los otros- sale de ahí diciendo que los militares eran unos caballeros; en septiembre va a Chile, lo nombran doctor honoris causa de la universidad, va a comer con Pinochet y es usado políticamente. En un momento, él se empieza a enterar de lo que los militares hacían, y toma distancia con declaraciones muy fuertes. En una oportunidad lo van a ver dos madres de Plaza de Mayo, y ya dice de todo contra los militares. Incluso en 1981 tiene un incidente callejero con un militar que lo increpa.

-¿Quedan aspectos de la vida de Borges por descubrir?

-Sin duda. Es una vida muy vasta, con una obra donde hay muchísimo para trabajar y muchísimas cartas y documentos por aparecer.
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Borges, "una vida muy vasta, con una obra donde hay mucho para ver", dice Vaccaro.

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