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domingo,
03 de
septiembre de
2006 |
Al límite de sus
capacidades y
con demoras
Hace 45 años, el transporte regresaba a manos privadas. En su época de gran apogeo, allá por los 70 y 80, el servicio de colectivos llegó a sumar más de una treintena de cooperativas de colectivos, empresas familiares que se fueron pulverizando con el implacable paso de los 90. Hoy, el 42 por ciento del sistema está en manos del megaempresario Agustín Bermúdez; le sigue la empresa del Estado Municipal (Semtur) con otro 25 por ciento, y completan el resto: Las Delicias, Etar, Cotal y 25 de Mayo. Una flota de 660 colectivos que por ahora funcionan a 95 centavos el viaje, pero que el aumento de los insumos podría empujar la tarifa a 1,10 peso.
Hasta que se adjudique la licitación por un nuevo sistema (en rigor, se han demorado los plazos sin fecha concreta), el actual servicio funciona en forma precaria. Las líneas 113, 116, 120, 121, 122, 123, 160, 133 y la K están en manos de la Semtur; Etar presa el servicio de la 115; la 25 de Mayo, la 126 y 127, y la Cotal está a cargo de las 112, 131, 132 y 147. Las Delicias, en tanto, maneja las 134, 135, 136, 137, 138, 139 y 140. Rosario Bus, la más grande, tiene el pool de las 101, 102, 103, 107, 110, 125, 128, 129, 130, 141, 142, 143, 144, 145, 146 y 153.
Como ya se sabe, los mismos concesionarios serán los responsables de asumir siete años más la prestación. La nueva licitación propugna recorridos interbarriales, interdistritales, de ronda, y cinco zonas bien delimitadas.
En rigor, Rosario Bus, Las Delicias y la UTE conformada por Etar y Cotal tendrán que ceñirse a las "nuevas reglas del juego, de un transporte de mayor calidad y eficiencia", prometen los funcionarios.
Pero mientras la firma de los contratos navega en un mar de incertidumbre, el transporte urbano está preso de otras urgencias. Entre ellas, los recortes al cupo de gasoil subsidiado, el incremento de los insumos, los aumentos de salarios de los choferes y la falta de nuevos subsidios por parte de la Nación.
Todo esto afecta al costo del boleto, que los últimos años también escribió su historia: después de mantenerse en 65 centavos de manera prolongada, en abril de 2002 sufrió un aumento. Ya la crisis económica azotaba a la ciudad y al país, y el transporte urbano de pasajeros no escapaba a la situación. El por entonces intendente Hermes Binner pidió potestades especiales al Concejo Municipal para incrementar el pasaje que fue de 65 a 75 centavos. Cuatro años después, el Concejo Municipal aprobó los 95 centavos, pero todo hace suponer que será imposible aguantar otros cuatro años más. Como parámetro, en Córdoba capital la tarifa está a 1,20 peso, y aquí algunas voces ya hablan de un pasaje de 1,10.
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