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miércoles,
30 de
agosto de
2006 |
Un amplio triunfo de Lula en la primera vuelta ya parece un hecho en Brasil
Un nuevo sondeo le da 51,4% al presidente contra apenas 19,6% del opositor Alckmin para el 1º de octubre
Brasilia. - El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, se encamina a obtener la reelección con una aplastante victoria en los comicios del 1º de octubre, como mostró ayer una nueva encuesta, mientras la oposición incrementó sus ataques contra el mandatario. Lula obtendría un segundo mandato ya en la primera vuelta, con un 51,4 por ciento de los votos, quedando su principal rival, el socialdemócrata Geraldo Alckmin, con apenas un 19,6 por ciento, según el sondeo del Instituto Sensus. La encuesta mostró un aumento de la ventaja de Lula respecto a otro sondeo de la empresa del 8 de agosto, cuando tenía un 47,9 por ciento de las intenciones de voto, frente a un 19,7 de Alckmin, ex gobernador del estado de San Pablo.
También otorgó un 8,6 por ciento de las intenciones de voto a la senadora izquierdista Heloísa Helena, del novel Partido Socialismo y Libertad (PSOL), con una reducción respecto al anterior 9,3 por ciento.
"Se está viendo un cuadro de elección resuelta, definida", comentó a la agencia Reuters el analista político Carlos Lopes, de la consultora SantaFe Ideias.
Con las encuestas augurándole una victoria a Lula, su Partido de los Trabajadores (PT) presentó en San Pablo sus propuestas para un segundo mandato, que tendrán como eje lograr un crecimiento económico más acelerado para Brasil, según dijo el coordinador del programa de gobierno, Marco Aurelio García. Asesor de Lula para asuntos de política exterior, García señaló que "el nombre del segundo mandato, como dice el presidente Lula, será desarrollo con distribución del ingreso y educación de calidad. Será una etapa de crecimiento acelerado y profundización de la democracia".
El plan de gobierno propone reducir las tasas de interés (muy altas durante este primer mandato, algo muy criticado por el propio PT y muchos industriales), aumentar la inversión pública sin abandonar la disciplina fiscal, ampliar los programas sociales, aumentar el salario mínimo y reconstruir la industria bélica local en coordinación con los países vecinos. En resumen, Lula parece decidido a dar un giro "neokeynesiano" a su segundo gobierno, en contraste con el tono más bien "neoliberal" del primero, que sin embargo le trajo tanto el apoyo de los mercados como el de la población.
Alckmin, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), al que pertenece el antecesor de Lula, el sociólogo Fernando Henrique Cardoso, endureció ayer su discurso y prometió "barrer con la corrupción" en el país. Junto a Cardoso, en un acto con empresarios, artistas y deportistas, Alckmin pidió transformar en votos "la indignación" por la "falta de ética en el gobierno de Lula". "Necesitamos despertar la indignación", dijo por su lado Cardoso, quien incluso llamó a "incendiar el país, en el buen sentido del término". Un desliz discursivo que demuestra el nerviosismo del PSDB. Es que las apelaciones del candidato opositor, que buscan vincular a Lula con los graves escándalos de corrupción en el PT y en el Congreso, no tienen impacto, especialmente entre los grupos pobres de Brasil, donde la popularidad y las intenciones de voto para el presidente son macizamente altas.
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Lula, inmune a los escándalos del PT.
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