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lunes,
21 de
agosto de
2006 |
Argentino lo ganó en un par de minutos
Elbio Evangeliste / La Capital
Tan mal estaba jugando Argentino que el técnico Jorge Tschudy estuvo a punto de mandar a la cancha a Diego Muñoz en lugar de Darío Cabrol para ver si su equipo (estaba 0-1) era capaz de generar algo en ofensiva. Pero no hizo falta porque en ese momento (19' del complemento) llegó el zurdazo de Sandro Sánchez contra el palo izquierdo. A partir de allí fue otro partido, a tal punto que segundos más tarde llegó la presión de Iván Palma sobre Rossi, el robo y la habilitación para que Magallán sólo tuviera que empujarla. El 3 a 1 de Argentino sobre Lamadrid podrá ser objetado, y no está mal que así sea, pero fue la resultante de un partido mal jugado, con errores de los dos lados y con un salaíto que, pese al triunfo, está obligado a mejorar para soñar en serio con cierto protagonismo.
El espíritu cambiante es lo que hace del fútbol un deporte tan apasionante. Es más, seguramente ese debe haber sido el argumento más serio para que los hinchas creyeran en la remontada. Es que hasta ese momento la sombra de Argentino paseaba por el Olaeta.
La opacidad que mostraron los encargados de generar juego, en especial Cabrol y Módica -bien contenidos por los marcadores rivales-, hacía que al albo le fuera imposible generar algo positivo. No por nada en los primeros 45 minutos el equipo de Tschudy gozó de una sola jugada clara, resuelta de manera defectuosa por Cristian Luna.
Como si eso fuera poco, en uno de los esporádicos ataques de Lamadrid, entre Stagnari y Sandro Sánchez fallaron en el despeje y Ledesma puso a la visita arriba. ¿Cómo se remontaba eso? Cambiando la imagen.
Ese cambio tardó más de lo esperado en llegar. Porque Tschudy vio que la cosa así no funcionaba y por eso intentó apostar por otra cosa. Pero justo allí todo empezó a cambiar. Así, una ráfaga de dos minutos pusieron a Argentino arriba tras las conquistas de Sánchez y Magallán.
El equipo se despojó del traje de villano y se enfundó en el de héroe. Siempre perseguido de una pálida imagen, pero ahora amparado bajo la tutela del resultado. Lo bueno es que de allí en adelante Argentino tuvo la capacidad de manejar el partido y de aprovecharse de las urgencias de su rival, que se había quedado con uno menos por la expulsión de Giménez. No fue casualidad el contraataque que nació de la cabeza de Inza, a los 37', y en el que Módica, luego de entretener demasiado la pelota, asistió a Sánchez para que el capitán salaíto la picara y dibujara la joyita de la tarde.
Ya sin tiempo, el telón cayó acompañado de un resultado que acarreó tres puntos de oro producto de una ráfaga de un par de minutos de un fútbol apenas discreto que sirvieron para maquillar casi 70 minutos pobrísimos.
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Fotos
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Luna encara tratando de escaparle a Rossi.
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