Sapo de otro pozo

Marcelo Mogetta

Me sentí sapo de otro pozo. No es fácil estar a varios kilómetros y seguir las alternativas del partido del club de tus amores. Fue extraña y atípica la tarde. Estar en la serranía cordobesa y dejar cualquier cosa porque a las tres y media jugaba el glorioso rojinegro. Y la cita para cualquier hincha de Ñuls, en cualquier parte del mundo, es la misma. "La radio nos confunde a todos..." decía Charly García, y más nos confunde cuando el relato se pierde entre tantas emisoras. Cuando se mezclan llegadas de River y contragolpes de Racing.

"Escuchalo por inteeeerné", me dijo el dueño de un bar en Río Ceballos, mientras observaba mis vanos intentos por estirar la antena de mi radio, tratando de captar una lejana sintonía que llevara a mis oídos algo más que interferencias. Pero uno mantiene las tradiciones, y me cuesta estar con una PC con monitor y parlantes pegados a la oreja. Se dificulta dibujar una volea en el aire, o insultar a los cuatro vientos cuando la defensa se duerme en un córner. Uno se siente sapo de otro pozo. Nunca me causó gracia que Lanús nos gane, pero en los últimos tiempos se tomaron la mala costumbre de dejarnos con las manos vacías. Hoy pensamos que fue un pequeño tropezón, nada más que eso. El sábado viene un envalentonado Racing que deberá sentir el rigor de sentirse más visitante que nunca en el Parque. Para ese día no habrá distancia que nos separe.

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